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Jesús Murgui

Obispo de Orihuela-Alicante

Jesús Murgui

Cuaresma 2021

Coronavirus.- Las seis diócesis aragonesas suprimen los actos de Semana Santa y Cuaresma en la vía pública

Queridos diocesanos:

La Providencia nos ofrece de nuevo la oportunidad de iniciar el camino cuaresmal que nos conducirá a revivir los acontecimientos centrales y culminantes de la vida del Señor: su Pasión, Muerte y Resurrección. Acontecimientos que nos afectan y transforman.

La cruz de Jesús no es algo que afecte solo a sus contemporáneos. Su pasión no quedó encerrada en su tiempo; puesto que su amor trasciende y llega a los hombres y mujeres de todos los tiempos, pues su sangre se derramó por ellos.

Él, además, ha querido quedarse misteriosamente en los que sufren (Cf. Mt 25, 31-46). Está en las nuevas víctimas y en sus cruces; su pasión, que se prolonga en la historia, está también en estos tiempos de pandemia, en nuestros tiempos.

Nuestra época es tiempo de muchos sufrimientos y soledades: ¿Quién no piensa en las muertes en soledad de tantos enfermos y ancianos? ¿Quién no revive la angustia de tantos familiares que no pudieron acompañar a los suyos en los últimos momentos, y, quizás, ni tan siquiera compartieron en familia y rezaron como Iglesia en el amargo duelo? ¿Quién, entre tanto dolor de estos largos meses, no reconoce, como creyente, una encarnación de la “Verónica” en tantas buenas gentes y en sanitarios revestidos de humanidad, que además de ofrecer su saber, ofrecieron su cercanía y calor humano? ¿Quién no ve un eco de la amargura y soledad de María, en tantos que han llorado impotentes delante de tanto mal? Sí; la sombra de la pasión y de la cruz de Jesús ha tocado fuertemente a nuestra época: ojalá, igualmente sepamos acoger su redención salvadora.

Para nosotros, cristianos, la cruz es en Jesús, y en nosotros gracias a Él, camino y puerta de Resurrección. Y lo fue porque aquella cruz suya, aquel Viernes, quedó transformada por su amor; de lugar infame e ignominioso, pasó a ser signo definitivo de su amor y de su entrega absoluta por nosotros; lugar de esperanza y de perdón.

Estamos llamados especialmente en estos tiempos de pandemia, a ser gente que reconozca a Jesús que necesita nuestra ayuda en cada enfermo y cada prójimo que sufre y llora. Llamados a ser “cireneos” en tantas pasiones dolorosas que tenemos cerca, y, también, “cireneos” de tantos servidores públicos, cuidadores de ancianos, profesionales sanitarios y de servicios que atienden en su enfermedad y necesidades a nuestros conciudadanos.

En tiempos de tantos interrogantes y angustias, en esta providencial Cuaresma, seamos gente comprometida en servir y en volver a Dios, tan olvidado; en volver a nosotros mismos, viviendo esta circunstancia dramática como oportunidad de renacer, por gracia, en la fe, para así ser auténticos portadores de ayuda, ánimo y consuelo.

En la próxima Semana Santa no tendremos procesiones ni actos externos multitudinarios, pero en ella seguro que estará Jesús, mostrándonos su amor desde la Cruz, e iluminando nuestras cruces y el final de nuestras vidas desde la Resurrección.

Que nuestras parroquias y comunidades, así como nuestras Hermandades y Cofradías estén llenas de hombres y mujeres que, siempre, os sintáis queridos por Dios en la persona de su Hijo, Jesús, y de su Santísima Madre, la Virgen. Y que, en esta Cuaresma, os sintáis llamados a caminar hacia la próxima Semana Santa y Pascua, siendo cada día testigos de su amor y portadores de su esperanza.

La Santísima Virgen, que vivió su soledad y dolor llena de fe y de amor al pie de la Cruz, sea vuestro modelo de entereza y entrega en estos tiempos de interrogantes y de necesidades. Y que su amor de madre os sostenga como decididos servidores de los hermanos.

Queridos diocesanos, muchos de vosotros miembros de las Hermandades y Cofradías de nuestra entrañable Diócesis de Orihuela-Alicante, tan rica gracias a vosotros de celebraciones solemnísimas de la Semana Santa; no perdáis la esperanza. Hará falta quizás no sólo tiempo sino mucho esfuerzo e ilusión para rehacer mejorando lo que habéis logrado. Ojalá sea para hacerlo todo más auténtico y más según la voluntad de Dios.

A todos: Ánimo. En medio de la oscuridad el Señor es nuestra Luz. Con Él, la Vida es nuestra meta cierta. Que esta Cuaresma que iniciamos nos conduzca a una Pascua que nos levante con su energía resucitadora en momentos históricos de especial dificultad.

Recibid mi aliento y mi bendición.

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