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Antonio Balibrea

Hacer puñetas y filigranas

La constitución del Parlamento de Cataluña y la investidura serán en el Auditorio y no en el hemiciclo por la Covid-19

Sí en España Pedro Sánchez puede gobernar con 155 diputados, de 350 que hay en el Congreso; nada impide que Pere Aragonés lo intente en Cataluña con 42: los 33 de Esquerra Republicana (ERC), mas 9 de “En Comú Podem”; 42 de 135 que tiene el Parlament. Los dos pueden decirse mutuamente aquello de “¿A que no nos vamos a hacer daño?” como el chiste del dentista. Esta es, en mi opinión, la opción preferida por ERC, porque además no pierde ninguna de las otras posibilidades que están abiertas.

A los nacionalistas de Oriol Junqueras, les cabe otra opción, reunir a todos los nacionalistas catalanes, esto es: Junts per Cat, CUP, y además a los “podemitas”. Solo los tres partidos nacionalistas ya tendrían mayoría absoluta, holgada. La presencia de los “podemitas” es una intención que ha manifestado Aragonés, sabiendo, como sabe, que se han declarado incompatibles con los diputados de Puigdemont (Junts). Además, él ha sufrido las limitaciones del Gobierno de coalición con Junts. Más en los últimos meses de gobierno.

El CIS en la macro encuesta del 21 de enero no vio la subida que iban a experimentar Junts, ni Vox; los nacionalistas de Junts aguantaron bien, pero no han ganado. La ruptura de la coalición con el PDeCat y la consiguiente candidatura de la exconsellera Ángels Chacón, le ha restado unos votos que hubieran supuesto la victoria de Junts. Los mensajes más radicales sobre monarquía, “calidad democrática”, etcétera que lanzó Pablo Iglesias definiendo la identidad de los “podemitas” frente a la opción socialista, no sentaron bien entre los suyos, y menos en el PSC (Partit Socialistes de Catalunya), sí que le han resultado: como suele decir un amigo mío, se trataba de “marcar paquete” en la campaña, y el resultado ha sido que En Comú Podem ha aguantado.

La campaña radicalizada de la derecha ha beneficiado a Vox. Las opciones para el Gobierno de Cataluña siguen siendo: las tres izquierdas, o dos izquierdas en coalición, con apoyo parlamentario del PSC; o, un gobierno exclusivo de nacionalistas.

Esquerra puede plantear un gobierno exclusivo de nacionalistas que mantendría la tensión en Cataluña entre nacionalistas catalanes y no nacionalistas. Hacer un gobierno de izquierdas catalán -incluyendo incluso a la CUP- que llevaría el debate de la labor de gobierno a los planteamientos de izquierda/derecha. El problema de un gobierno nacionalista los conoce de sobra Aragonés. Es la coalición que ha habido estos últimos años y que ha sido incapaz de gestionar los problemas de Cataluña y tener suficiente peso ante el Gobierno de España como para resolver las reivindicaciones catalanas: mesa de negociación, mayor financiación, reforma del Estatuto, etc. La primera opción supondría seguir el modelo vasco, o PNV, gobierno de coalición y apoyo exterior parlamentario del PSC. El PSOE apoya en los parlamentos autonómicos y, a cambio, recibe los votos que le faltan en las Cortes Generales. El planteamiento llevaría a unos gobiernos estables al menos durante dos años que es el tiempo en que no están previstas elecciones. Ese plazo permitiría por una parte resolver políticamente la situación en Cataluña; y, por otra, es lo bastante extenso como para que las tres derechas definan su identidad: liberal-bisagra, conservadores, y ultras. Podrían ocupar sus respectivos espacios y limitar así el crecimiento de Vox. Incluso intentar la resolución de sus problemas jurídicos financieros.

La clave nos la va a dar la sesión constitutiva del Parlament que, según el Reglamento (art. 36 y ss.), en la primera sesión debe elegir la Mesa. En tres votaciones: una para el presidente, otra para los dos vicepresidentes, y otra para los cuatro secretarios. La presencia en la misma debe ser “en proporción a la representación de cada grupo parlamentario” (art.59.4 Estatut). La primera votación para la presidencia del Parlament es fundamental, porque este propone el candidato a la presidencia de la Generalitat. Si ninguno de los candidatos obtiene mayoría absoluta, los dos más votados van a una segunda votación. Ahí vale la mayoría simple. Esquerra Republicana no dejará la Presidencia del Parlament en manos del PSC, y menos de Puigdemont; por lo tanto, lo previsible es que sea reelegido Roger Torrent. Para Junts es un desaire monumental, aunque tragará. En la votación de dos vicepresidentes y cuatro secretarios, podría ser que los pactos para la Mesa dejaran fuera a Vox, aunque los partidos más votados hayan sido ERC, PSC, Junts, Vox, CUP, y En Comú. Hacer puñetas y filigranas es artesanía española.

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