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Vicente Magro Servet

La responsabilidad colectiva ante la recuperación económica post covid

Porque el virus nos ha sacado nuestras debilidades y las ha puesto a flote

Cvirus.-La hostelería gallega tendrá un mínimo de un control semanal y podrán ser precintados por incumplimientos

Aunque todavía quedan varios meses en donde es preciso no relajarnos, y seguir redoblando las medidas de precaución y prevención exigibles para que el virus no vuelva a crear olas de contagios, es preciso ir ya dirigiendo las miras a la necesidad de agrupar esfuerzos para conseguir que la recuperación económica de la era post COVID sea lo más rápida posible, y que se produzca un acortamiento de los plazos, cuanto más rápido mejor.

Este virus ha cambiado la vida de todo el mundo. El impacto global de esta tragedia puede equipararse a las guerras que asolaron territorios ante el volumen de personas que nos han dejado de forma precipitada e injusta, segando muchas familias y dejando un lastre de dolor irreparable. Pero, como siempre ocurre con estas desgracias, tener la capacidad de levantarse y seguir es lo más duro en el ser humano. Pero, también, un valor que es preciso tener por la obligación que tenemos de mirar hacia adelante, aunque de reojo veamos el desastre personal y colectivo que ha dejado este virus.

Indudablemente, lo que ha pasado en este periodo 2020/2021 será difícil que la humanidad lo olvide. Pero de las desgracias se aprende, y aquí hay que empezar a sacar el bloc de notas y aprender que la tecnología había que utilizarla más en positivo en nuestros trabajos y que la teníamos dejada más para actividades de ocio y entretenimiento, mientras que en las laborales no se le había sacado el máximo rendimiento que el estado de necesidad del virus nos ha demostrado. A partir de ahora, quien no introduzca la tecnología en su vida laboral se quedará atrás, porque otros lo van a hacer y les van a adelantar por la derecha e izquierda. Y quien siga anclado en los miedos y pegas que siempre se ponen a los avances, poniendo encima de la mesa las famosas garantías, como “escudo falso” cuando no se quieren cambiar las formas de trabajar, o el consabido “yo es que no sé cómo funcionan”, se irá quedando detrás. Porque el virus lo va a cambiar todo. No era su intención esta, - hablando metafóricamente, porque el virus no actúa con dolo, al menos eso se ha dicho que ha sido natural-, sino solo la de contagiar y causar daño, pero los cambios ya se han experimentado. Y ahora nos enfrentamos a un momento en el que es preciso aunar esfuerzos y poner todos de nuestra parte para sumar, nunca para restar.

La clave de la recuperación económica en la época post COVID va estar en la capacidad que tengan los ciudadanos de cada Estado en agruparse en un objetivo común de dejar atrás los intereses, u opiniones personales, y avanzar en la búsqueda de un objetivo común, sin enfrentamientos y con coordinación. Porque solo los Estados que tengan claro que es ahora cuando hay que trabajar unidos en el contexto mundial y particular de cada país podrán recortar esos plazos que los expertos van dando acerca de lo que se tardará en recuperar el escenario de Febrero de 2020.

Se trata, pues, de una responsabilidad colectiva que girará por potenciar a los científicos para que la ciencia tenga los medios económicos para investigar en hacernos más fuertes, a fin de evitar una repetición de una situación semejante. Y, también, en la sanidad, porque se ha demostrado, - aunque siempre era evidente esta máxima- que la salud es el principal objetivo de la ciudadanía. Y que sin esta no hay, ni puede haber, economía, por lo que es preciso reforzar los medios humanos y materiales del sistema sanitario para que estén mejor preparados para situaciones semejantes. Porque el virus nos ha sacado nuestras debilidades y las ha puesto a flote. Nos ha apuntado que la tecnología era importante y no la estábamos optimizando. Que no se estaba apoyando a la ciencia, ni a la sanidad, lo suficiente ante un mundo en el que las prioridades han quedado marcadas. Y que las economías penden de factores sobre los que no se había percatado la humanidad que no se consideraban lo suficiente.

Por todo ello, las prioridades han ido quedando claras. Y el nuestro es un país de gente que se pone hacia adelante enseguida y con profesionales muy preparados y cualificados que van a dar lo máximo para que la recuperación económica sea una realidad. Con cualquier persona con la que hablas te dicen que ahora se va a demostrar de verdad quienes quieren y están preparados para salir de esto. Y es ahora cuando nos hace falta que la gente demuestre lo que vale, y que frente a aquellos que nunca quieren aportar nada y solo actúan para restar, serán muchos más los que den un paso al frente para que la anhelada vuelta a la normalidad no sea una ficción, sino una realidad.

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