Cuando hace menos de un año las negociaciones para renovar el poder judicial entre el PSOE y el PP se atascaban, escribí que desatascarlas y llegar a un acuerdo se debía a una simple cuestión de tiempo y lugar. No era el auténtico deseo regeneracionista el que impedía que llegase a buen puerto la intromisión descarada de uno de los poderes en otro. Ahora, cuando ha vuelto a entablarse la negociación parece que son los vetos cruzados los que suponen un escollo en las conversaciones entre los dos partidos. Los populares se oponen a que Unidas Podemos valide candidatos y a que José Ricardo de Prada, el magistrado que provocó la caída del gobierno de Mariano Rajoy y que accede por la puerta de atrás del turno de juristas, sea nombrado vocal. Podemos, a su vez, no sé qué vela le toca encender en este entierro, veta a uno de los vocales propuestos por el PP.