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Antonio Ortuño

P'alante comandante Marzá

Vicent Marzà, conseller de Educación.

La Conselleria de Educación Valenciana estableció el pasado domingo, 28 de febrero, como último día para que los institutos de la comunidad presentasen sus proyectos lingüísticos de centro. Proyectos que en zonas castellanohablantes deben contemplar semanalmente un mínimo de 25% del horario lectivo en Valenciano y un 15% de horas en inglés. Mientras que en las zonas valencianoparlantes sería el mismo porcentaje de horas en inglés y ahora el 25% serían para impartir en Castellano. Pocos días antes de la finalización del plazo de entrega, los Consejos Escolares de los centros de secundaria y bachillerato se reunían para escuchar las propuestas de sus institutos. Las decisiones de estos consejos tenían que ser un punto de inflexión para seguir adelante o no con la política lingüística de Vicent Marzà, Conseller de Educación de la Comunidad Valenciana. Si existe un claro rechazo de los proyectos lingüísticos, posiblemente a Marzà le podía salir “el tiro por la culata”. Pero nuestro conseller que sí sabe que “las armas las carga el diablo” ya se blindó y protegió de lo que pudiesen decir padres, alumnos, docentes, no docentes y concejalías de educación cuando elaboró la ley 4/2018 del 21 de febrero sobre el plurilingüismo en el sistema educativo valenciano. En dicha ley en su artículo 16 los puntos 4 y 5 vienen a decir que “Previamente, los consejos escolares consensuarán la propuesta del proyecto lingüístico por mayoría cualificada de dos tercios de sus miembros…Si no se consensua el proyecto, la administración educativa determinará el proyecto lingüístico de centro aplicable…”. Es decir, en primer lugar, la decisión del consejo escolar, lo que piensan los representantes de la comunidad educativa de cada centro, no es vinculante, solo tienen que asentir o no asentir en un acto de consentimiento o de rebeldía al trilingüismo en su centro. Y segundo, si el consejo escolar no muestra su consentimiento al proyecto, desde valencia y capitaneados por Marzà y Soler, la administración les impondrá un proyecto para cumplirlo sí o sí. Marzà nos anima a dialogar y votar en libertad, pero si no coincide con lo que él piensa, no pasa nada, ni siquiera se va a enfadar, él nos impondrá su proyecto, su idea que será lo mejor para nuestro centro. “Pobrete consejo escolar que no sabe lo que vota”. Todo un despropósito en democracia, todo un bofetón a un órgano tan importante como son los consejos escolares, bofetón que acabará con la ya imperceptible voz de los “ignorantes” miembros de las comunidades educativas. ¡Vaya pérdida de tiempo de reunión!

Ya conocemos el sentir de algunas comarcas. El diario INFORMACIÓN, el pasado 24 de febrero, ya nos adelantaba el rechazo al plan plurilingüe de Marzà de los consejos escolares del Vinalopó. Algunos de los centros de secundaria en la Vega Baja, lo que se oye de aquí y de allá, también van en la misma línea. Imagino que en las comarcas del norte como las del Baix y L´alt Maestrat o Els Ports, igual que otras del centro de la Comunidad como son las de la Ribera Alta y Baja, tampoco estarán muy de acuerdo en ceder un 25% de su horario para impartir en castellano.

Pero no adelantemos acontecimientos. El señor. Marzà el lunes 1 de marzo ya tendrá en la mesa de su despacho los proyectos lingüísticos de todos los centros de secundaria y bachillerato de la Comunidad Valenciana. Podría tener un acto de valentía, y en un ejercicio de trasparencia nos podría informar del porcentaje de consejos escolares que han dado el visto bueno a dichos proyectos y cuántos, por el contrario, los han rechazado. Sin lugar a duda será un buen barómetro para medir el grado de aceptación de sus políticas lingüísticas que con tanto empeño y sin descanso nos ha vendido durante los años de su mandato. Si los proyectos educativos reciben mayoritariamente el rechazo de todos, de profesores, de padres, de madres y de alumnos, usted siempre podría clasificarlos como “alto secreto” y enterrarlos entre otro montón de documentos. Y en su despacho, ignorando lo que ocurre en el exterior y rodeado de sus devotos, puede consolarse y lamerse las heridas de “ese disparo que se dio en el pie”. Siempre les quedará copiar el lema de los venezolanos seguidores de Chávez, y al grito de “P´lante, comandante” pueda ignorar y olvidar lo que las Comunidades Educativas les han hecho llegar.

Sí, cabe la posibilidad de que a nuestro Conseller de educación “le salga el tiro por la culata”. ¿Y entonces? ¿Para quién gobernará? ¿Con qué respaldo contará? ¿Qué tanto por ciento de rechazo asumirá? ¿Necesitará dos tercios de aprobación para seguir adelante?... Insisto, no adelantemos acontecimiento, no demos nada como verdad absoluta, dejemos que el tiempo haga su labor. Él, dará y quitará razones. Si no tengo razón, seré el primero en entonar el “me equivoqué, lo siento…”

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