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Matías Vallés

Aceptemos a Luka Doncic y Ana de Armas de españoles

Las reticencias contra la inmigración viran con brusquedad cuando el implantado triunfa globalmente. Vivimos acostumbrados a que no haya un exceso de compatriotas en todas las clasificaciones de seres humanos o prometedores. Esta ley implacable acompaña a la publicación en la revista Time de las «Cien personas más influyentes del futuro». En la portada destaca Sanna Marin, la primera ministra de Finlandia a sus 35 años, con lo que la lista citada incluye a más finlandeses que españoles.

La carestía no se corrige al repasar el centenar de «jóvenes y jóvenas», que diría Carmen Romero, pese a que se concede el elixir de la eterna juventud a cuarentañeros. Nadie de los contornos enriquece los apartados de Fenómenos, Innovadores, Líderes, Artistas o Activistas. Aun aceptando el americanocentrismo del centenar de seleccionados, países incluso más exóticos que España logran una honrosa representación en el mundo del futuro, según el provecto semanario. Antes de hundirse en la depresión, surge la brizna de esperanza de apropiarse de los inmigrantes.

Los Cien del Futuro reconocen entre los «aventajados atletas», que diría Tierno Galván, a Luka Doncic. A sus 21 años y aunque juegue con Eslovenia, este prodigioso escolta se formó íntegramente en el Real Madrid. Su compañero Boban Marjanovic asegura en la exposición de motivos que el All Star de los Dallas Mavericks «quiere ganar incluso cuando juega al parchís», y en su biografía no se resalta ningún vínculo hispánico, pero es todo lo que tenemos. Y la única otra oportunidad de emparentar con la centuria gloriosa procede de Ana de Armas, a la que Jamie Lee Curtis saluda con un entregado «ha llegado una megaestrella», con el megaelogio en perfecto castellano. De nuevo, ampararemos la españolidad en su participación en El internado, de Antena 3.

Los más peliagudos rezongarán que aportamos indirectamente un hombre de músculo y una cómica. No se nos espera en los capítulos de la innovación científica ni de la erudición, tampoco en las maniobras de la política. De hecho, en el texto adjunto a la nominación «de la joven actriz de Cuba» se resalta la identificación con Marilyn Monroe. Y Ben Affleck no es el exnovio de Ana de Armas, todavía se subordina al revés. La réplica es fácil, suscribimos a dos de los mejores cuerpos de la lista, con sus respectivas sonrisas a cuestas. Y sobre la ausencia de españoles natos, los baños de humildad solo son reconfortantes cuando antes has tenido la oportunidad de sentirte orgulloso.

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