Durante años, el cineasta alicantino Javier Marco ha ido buscado su estilo y a fe que lo ha encontrado. ‘A la cara’ es un trabajo de madurez. Ganar un Goya, cualquier Goya, siempre tiene mucho de azar, pero hacerlo en la categoría de cortometraje de ficción siempre es más incierto. Por falta de méritos, desde luego, no será.
‘A la cara’ es un trabajo redondo, con unos actores, Sonia Almarcha y Manolo Solo, en estado de gracia; con un guion prodigioso, que toca un tema de aquí y ahora, candente, que quema, como es el de todos los abusos que se cometen a través de las redes sociales. Concentrando la historia en un duelo actoral que provoca una situación claustrofóbica de la que saltan chispas.
Desde luego, tienen suerte quienes no han visto todavía ‘A la cara’. La disfrutarán mucho, porque es una de esas películas que te cogen por el cuello y mantienen sin respiración hasta su desenlace. Al final, te gustaría que hubiese más cine así, reflexivo, auténtico, real como la vida misma, reflejo de lo que está pasando y nos está pasando. Y te gustaría que esa secuencia entre Manolo Solo y Sonia Almarcha formase parte de un largometraje. Saber más de ellos. Entrar más en sus vidas. Alargar las tramas. Entre tanto cine baldío apetece encontrar directores como Javier Marco a los que no interesa contar clichés, sino indagar en lo que sucede a las personas, con todas sus complejidades. Después de muchos años, hay fumata blanca y va a rodar su primer largo. Se titula ‘Josefina’, y lo protagoniza Emma Suárez. Pero antes tiene que pasar la noche de nervios del 6 de marzo. Suerte.
