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Araceli Poblador Pacheco

8M compromiso e igualdad

Un año de coalición feminista sin avances legislativos en igualdad

 Este año será diferente. No habrá manifestaciones masivas, no inundaremos las calles para conmemorar el 8M, pero nuestros corazones, balcones y ventanas lucirán más morados que nunca.

Como cada año, el movimiento feminista será reivindicativo y con prudencia desplegará toda su imaginación, creatividad, ilusión y fuerza para luchar por la igualdad real entre hombres y mujeres.

En 2020, una grave crisis sanitaria irrumpió en nuestras vidas, cambió el paradigma de nuestras relaciones sociales, nos robó salud y vida y golpeó sin piedad a las personas más vulnerables. Una vez más las mujeres estuvieron ahí, en primera línea, cuidando, sanando, y liderando la conciliación que como siempre recayó mayoritariamente en ellas porque, sí, también el liderazgo de la pandemia ha sido masculino.

Las mujeres no somos un colectivo más, somos la mitad de la población y tenemos derecho a la mitad de la tierra, la mitad del cielo y la mitad del poder. Sin embargo la realidad dista mucho de esos parámetros, porque los estereotipos sociales anteponen su imagen a sus ideas, su aspecto a su capacidad y las convenciones sociales a sus competencias.

Para afrontar los desafíos del siglo XXI, necesitamos romper estereotipos de género, eliminar prejuicios que continúan hoy manteniendo a las mujeres alejadas de puestos de responsabilidad. Tenemos que promover y fomentar las condiciones que posibiliten la igualdad social de ambos sexos. Porque fomentar la participación efectiva de la mujer en la vida política, cultural económica y social supone encarar los retos del futuro para hacer de nuestro planeta un lugar más justo, más sostenible y más diverso. Porque en igualdad no se avanza a impulsos y retrocesos, sino de manera sostenida.

Tardaremos más de 40 años en eliminar la brecha salarial. Hoy de media una mujer gana 5.300 € menos que un hombre. El empleo es 12 puntos inferior en las tasas de ocupación y 4 puntos mayor en desempleo. Tres de cada cuatro contratos parciales los firman mujeres. El techo de cristal y el suelo pegajoso son fuerzas invisibles que impiden a las mujeres acceder a cargos directivos. Tenemos que aprender a identificarlos y romperlos: adheridas a dobles jornadas, al sentimiento de culpa, a tener que elegir entre trabajo o maternidad, entre la carrera profesional y personal.

Este golpe de realidad nos dice claramente que aún queda mucho trabajo por hacer. Profesiones que históricamente han sido muy masculinizadas, progresivamente van incorporando mujeres a sus cuadros de mando, como ejemplo, el nombramiento por primera vez de una mujer Directora General de la Guardia Civil, un referente al frente del Instituto Armado que, como ella dice, “lo importante no es ser la primera, lo importante es no ser la única”.

Desde el Gobierno estamos trabajando para que haya más igualdad. Trabajando para que algo tan evidente como que el sexo con el que haya nacido una persona nunca determine los derechos, oportunidades y responsabilidades que pueda tener a lo largo de su vida. Por eso este Gobierno ha puesto el foco en cinco aspectos esenciales: la participación política de las mujeres, el acceso a la educación, el acceso al mercado de trabajo, la violencia de género y, por último, la legislación existente destinada a asegurar medidas que garanticen la equidad de género.

En España tenemos un Gobierno feminista con políticas transversales que por primera vez en la historia impregnan los Ministerios para que se hagan realidad las políticas de igualdad. Un Gobierno con presupuestos con perspectiva de género para combatir el virus del machismo. Unos Presupuestos Generales que suponen un antes y un después. Porque invertir en igualdad es invertir en democracia, economía y futuro.

La misoginia y el machismo impiden a las mujeres avanzar, es la expresión más cruel de la desigualdad entre hombres y mujeres, es la raíz de la violencia de género. Por eso hoy también es de justicia recordar a las 1082 mujeres asesinadas por el machismo criminal. También a las mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual, que nutren uno de los negocios más lucrativos del mundo.

Sin las mujeres se para el mundo y como decía la escritora Helen Keller “nunca debemos gatear cuando tenemos el impulso de volar”. No hay que olvidar que solas llegaremos rápido, pero juntas llegaremos lejos.

Este año, más reivindicaciones que nunca, el 8 de marzo y todos los días.

Nuestro poeta Miguel Hernández afirmaba que: “Una gota de pura valentía vale más que un océano cobarde”.

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