Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Esmeralda Marugán

¿Ustedes duermen?

Imagen que refleja a una mujer que ha sufrido maltrato

Estoy enfadada, es verdad. Una verdad que "no me hace libre". Además, me siento triste, muy triste. Y no lo niego, también indignada. Han pasado años desde que, en 1875, un 8 de marzo, "la policía" de Nueva York cargase brutalmente sus armas contras las mujeres que se manifestaban pidiendo la igualdad salarial, ante el mismo trabajo que llevaban a cabo sus compañeros -hombres- (cobraban la mitad). En 1911, un 25 de marzo, asesinaron a 146 trabajadoras de la fábrica de textil Triamgle Shirtwaist. En está ocasión, las quemaron los propietarios cerrando las puertas de las escaleras y de las salidas. A día de hoy, algunos tienen la desfachatez moral, de utilizar ese término, "moral", para pedir a los españoles que el 8 de marzo se recuerde a los fallecidos por Covid, por las marchas feministas de 2020. Estoy contando más de lo que creía que sabía y haciendo respiraciones, e incluso conteniéndola, porque no puedo creer que existan personas con tanta bajeza ética. Pero no son ellos los que me provocan este dolor sin consuelo, ni tan siquiera es solo por el recuerdo de las víctimas antes citadas -266- todas con nombres, apellidos. Todas MUJERES, es que en este 2021 ya somos 3 menos ¿Y saben qué es lo peor para todas las que en estos momentos son víctimas de "violencia de género"? La violencia de después... La institucional. “Denuncia", les insistimos. “No estás sola”, decimos, y en mi caso, las entrevisto... ¿Pero qué les ocurre después? ¿Somos conscientes de las dificultades que se encuentran en los juzgados, de lo que tienen que demostrar? ¿Del dolor que llevan consigo? La desesperación no se puede calcular, las secuelas, tampoco. 

Es posible que los magistrados y magistradas, jueces y juezas, que tanto tiempo restaron a su ocio para aprobar la oposición que les garantiza el trabajo, y por lo tanto el sueldo de por vida, es incluso bastante probable, que ellos y ellas, tengan el compromiso cierto de hacer bien su trabajo. De ser justos, sin olvidar, y eso es algo que he aprendido recientemente, que "los jueces no imparten justicia". Lo de sus señorías es relacionar leyes con pruebas de hechos o dicho en su terminología "tutela judicial efectiva". Demostrar insultos, vejaciones, e incluso golpes, es poco fácil... Salvo que te mueras, entonces ya saben 5 minutos de silencio en los ayuntamientos (y no con todos los partidos) Y unos segundos en los Telediarios. ¿Tenía orden de protección? ¿Había denunciado? ¿Y cómo era ella? Si sigo con las preguntas, termino copiando un temazo musical de José Luis Perales. Y hoy, a mí no me amansa la música, porque la fiera no soy yo. Son los maltratadores, los pederastas y todos y todas los que de una manera o de otra son cómplices. También los que no nos implicamos, y creemos que "les ocurre a otras". Violencia intrafamiliar, así pretenden unos minimizarnos, y otras borrarnos.

Hay mujeres que lograron algunos derechos para las de hoy (por lo menos en los papeles) una de ellas, Alexandre Kollontai, entre otras cosas consiguió el voto de la mujer, legalizar el divorcio y establecer el 8 de Marzo como la fiesta Oficial en la Unión Soviética. Era feminista y rusa. En España se conmemoró por primera vez en 1936, y la ONU lo hizo oficial en 1975. En mi coherencia particular, la Covid sigue con nosotros y no es momento para manifestaciones, pero sí para que, desde todas las administraciones, e incluyo a la máxima representación del estado, dejen de seguir siendo cómplices con el "terrorismo de género" y de manera muy especial con lo que están permitiendo y haciendo contra los niños y niñas abusados.

Señorías, abran los ojos, y lávense las manos con hidrogel, pero no continúen basando sus sentencias en los informes psicológicos y psicosociales, cuyo denominador común está basado en no creer a los y las menores. Un niño, una niña jamás puede imaginar "determinadas prácticas sexuales" si no las ha vivido, incluso cuando carecen de la lógica de los adultos. Es que por eso son niños/niñas.

La Fundación ANAR acaba de presentar un estudio específico, concreto y de resultados espeluznantes de este problema silenciado. La gravedad no está solo en las "no denuncias", que según su estudio no supera el 10%, sino que, además, lo habitual es el archivo judicial por falta de pruebas y la no identificación de daños del profesional. A pesar de que las víctimas evidencian "conocimientos sexuales no apropiados a su edad". El perfil del agresor es el padre biológico en un 32% de los casos. Las tasas de crecimiento de estos hechos son de 300,4%, pasando de 273 casos en 2008 a 1.093 en 2.020, habiéndose realizado un análisis de 89.808 llamadas sobre abuso sexual que fueron necesarias para atender los 6.183 casos ayudados por ANAR entre los años de 2008 a 2019- (más datos y detalle en su Web).

Mi 8M y mi 25M son todos los días con sus noches, es mi compromiso mientras viva, dar visibilidad con mi pequeño espacio de comunicación, aunque mi nombre no sea David, y a sabiendas de que ellos son Goliat (que hasta para hacer la comparación obvia tiene que ser sin nombres de mujer).

El 8M no es un slogan publicitario, ni un “me apunto” porque está de moda. Frivolizarlo aún me enfadada, entristece y me indignada más, pero no me hará rendirme ni resignarme. Y mientras tanto, les pregunto a quienes tienen responsabilidades en este genocidio de la infancia ¿Ustedes duermen?

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats