Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fabricando conspiranoicos

Dentro de los desperdicios que ocupan la mayoría del tiempo de las cadenas (pongamos 2/3 partes), algunas series son la basura más pestilente. Casi todas ellas manejan mecanismos de adicción mental, y lo que manda no es la historia, el ingenio ni el modo de contar, sino la eficacia para engancharse al cerebro del espectador como una sanguijuela e ir chupándole atención, que luego a través de la muestra de audímetros se convierte en tarifa y pasta. Bien, así es el sistema, pero incluso en la basura hay clases. Últimamente el talento de los guionistas flaquea, y cuando al subir la apuesta de truculencias para evitar que el espectador se suelte no saben cómo salir del lío echan mano a una gran conspiración, que se deja flotando en el aire y FIN. Bueno, nada que decir tampoco, la libertad de expresión protege la basura, pero luego no nos quejemos de que crezca el censo conspiranoico.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.