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Pedro de Silva

Fabricando conspiranoicos

Dentro de los desperdicios que ocupan la mayoría del tiempo de las cadenas (pongamos 2/3 partes), algunas series son la basura más pestilente. Casi todas ellas manejan mecanismos de adicción mental, y lo que manda no es la historia, el ingenio ni el modo de contar, sino la eficacia para engancharse al cerebro del espectador como una sanguijuela e ir chupándole atención, que luego a través de la muestra de audímetros se convierte en tarifa y pasta. Bien, así es el sistema, pero incluso en la basura hay clases. Últimamente el talento de los guionistas flaquea, y cuando al subir la apuesta de truculencias para evitar que el espectador se suelte no saben cómo salir del lío echan mano a una gran conspiración, que se deja flotando en el aire y FIN. Bueno, nada que decir tampoco, la libertad de expresión protege la basura, pero luego no nos quejemos de que crezca el censo conspiranoico.

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