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Los Duques de Sussex, en una imagen de 2019.

Entran en mi vida, de repente, los duques de Sussex, una pareja de la que ignoro si pertenecen a la familia real británica o sólo son familiares de la reina. Se trata de una frontera algo difusa. Me ocurre lo mismo con nuestras infantas Cristina y Elena, que siendo hermanas de Felipe VI, no forman parte, por lo visto, de la familia real. Es lo que he leído. Tienes que ir con un bisturí de alta precisión, separando asuntos que tu intelecto asume como inseparables porque tu intelecto no está preparado para las sutilezas de la vida moderna, suponiendo que la palabra «moderna» y la palabra «realeza» puedan colocarse en la misma frase sin que te chisporroteen las neuronas.

Decíamos que los duques de Sussex se han colado en mi vida por tierra, mar y aire. No puedo fingir que no me he enterado de su existencia porque están en todos los telediarios y en todos los periódicos y en todas las emisoras de radio. Lo que debo hacer, pues, es gestionar el problema. Dado que hace un par de semanas me tocó gestionar también el tema de las vacunas de nuestras infantas, deduzco que las monarquías, en general, me exigen más tiempo del que dispongo.

Prioricemos, me digo. Este mes he de hacer frente al pago anual de los seguros del coche y de la casa. A ver cómo resuelvo eso y luego, si me quedan energías, me ocupo del problema de los duques de Sussex, que vivían en un palacio, a cuerpo de rey, hasta que alguien, no sabemos quién, se metió con ellos, lo que los obligó a emigrar a EE UU, donde viven como millonarios, aunque algo tristes por las intrigas de las que han sido objeto. ¿Qué hago con esto?, me pregunto. Ignorarlo, como digo, no puedo, porque me persigue allá donde vaya. Quizá si le diera la razón a una de las partes en litigio, el asunto desaparecía de mi vida, repleta en estos momentos de complicaciones (también he de pagar al dentista, por ejemplo). Sea, me digo, le doy la razón a los duques de Sussex, pobres, que están esperando una niña y nadan en millones. Pero inmediatamente me pregunto quién me ha dado velas en este entierro. Y no consigo responderme, pero alguien me las ha dado, porque ceno con unos amigos y no hablan de otra cosa. Ahora bien, ¿de mi hipoteca se compadece alguien?

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