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Pablo Iglesias.

La dimisión del vicepresidente segundo del Gobierno y líder -aun anunciando su próximo retiro- de Podemos para dar la batalla en la comunidad autónoma de Madrid ha puesto boca abajo el ya convulso panorama de la dirección política autonómica tras el órdago lanzado por Ciudadanos en Murcia.

De golpe, Madrid se vuelve el centro de la política del país dejando en segunda fila lo que desde hace años acaparaba los honores de portada, el escenario catalán. El diario más leído en España titulaba así su editorial de ayer: “la batalla capital de Madrid”, con un juego de palabras que se quería aclarar en el subtítulo: “Los madrileños merecen respuestas a sus problemas, no retóricas incendiarias”. Bueno, cualquiera entendería que también los catalanes se merecen algo así, y los vascos, los gallegos o los extremeños. No tienen por qué ser los ciudadanos de la capital los únicos libres de ese tipo de fuego interesado. Pero tal vez sea necesario darse cuenta de que la retórica incendiaria no se produce sólo rompiendo alianzas -como han hecho Ciudadanos en Murcia y el Partido Popular en Madrid- sino también manipulando la información que, bajo el disfraz de noticia, esconde un lanzallamas.

La totalidad de los diarios madrileños hizo de la dimisión de Iglesias la portada del primer día de esta semana y el objetivo casi unánime de los columnistas. Con opiniones diversas y hasta encontradas, como sucede con cualquier comentario, calificando el movimiento de ajedrez de Iglesias tanto de golpe maestro como de recurso desesperado. Que los columnistas arrimen la ascua ideológica a su sardina política es algo del todo normal. Pero utilizar las demás noticias del periódico en beneficio de un partido o de arma arrojadiza contra un candidato de los que van a disputarse la presidencia de Madrid es algo que entra en las retóricas incendiarias a evitar. Así, el mismo diario que reclamaba en su editorial no aceptar, cito con palabras textuales, “el marco retórico que Ayuso pretende imponer en connivencia con la extrema derecha”, sin explicarnos en ningún momento cuál es ese marco, informaba (entre comillas también, por favor) de la campaña contra la Covid diciendo que casi la mitad de los mayores de 80 años aún no ha recibido la vacuna en Madrid. Ese mismo hecho, referido al mismo diario, lo titulaba el buscador DuckDuckGo así: “Madrid rebasa el 50% de la vacunación de los mayores de 80 años.

Ambos titulares son ciertos, habida cuenta de que el número de los vacunados de esa edad en la capital de España es de un 55,2%. La diferencia consiste en que en un caso se sigue el pie de la letra la noticia y en el otro se utiliza como retórica incendiaria. Decida usted mismo dónde está el pirómano.

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