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Joaquín Rábago

Injerencias y nuevo amago de guerra fría

El presidente de EEUU, Joe Biden.

Suelen algunos medios de comunicación de Occidente a aceptar como si fuera verdad revelada los informes de los servicios de inteligencia de Estados Unidos.

Contribuyen esos informes a perpetuar un ambiente de guerra fría pese a la evidencia de que hace tiempo que Rusia dejó de ser comunista y ya es sólo una autocracia con un sistema mixto de mercado.

Denuncia el último de esos informes supuestas injerencias rusas en las últimas presidenciales de EEUU, algo que ya se le reprochó al Kremlin en la anterior campaña electoral.

Acusa no sólo a Moscú, sino también a Teherán y señala que el objetivo de ambos gobiernos es “minar la confianza en el sistema electoral” y “exacerbar las divisiones en EEUU”.

El presidente Joe Biden dijo haber llamado a su homólogo ruso para advertirle: “Te conozco y tú me conoces. Si averiguo que hubo eso (injerencia electoral), entonces prepárate”.

Nada hay de extraño en que Vladimir Putin prefiriera tener otra vez como interlocutor en Washington a Donald Trump, un demagogo que parece fascinado por los hombres fuertes como el ruso.

Pero nadie puede creerse que Irán antepusiera al demócrata Joe Biden al hombre que denunció el tratado nuclear con ese país además de asfixiarlo económicamente.

En cuanto a la acusación de que Rusia e Irán intentaron “minar la confianza en el sistema electoral” de EEEUU, ¿qué falta hacen interferencias extranjeras cuando todos hemos visto la toma del Congreso por los fanatizados seguidores de Trump o sabemos de las maniobras republicanas de estos días para dificultar el voto de las minorías?

Y no deja de ser incongruente que EEUU acuse a Moscú de injerencias cuando la superpotencia no se ha dedicado a otra cosa no sólo en su patio trasero, sino en el que Moscú parece considerar todavía el suyo..

No contento con eso, Biden decidió el otro día violar todos los usos diplomáticos al calificar directamente de “asesino” ante las cámaras al presidente ruso, en alusión al intento de envenenamiento del opositor Alekséi Navalni, algo que amenaza con provocar nuevas tensiones bilaterales.

El Pentágono, la industria de armamento y cuantos la apoyan en el Congreso de EEUU deben de estar ya frotándose las manos por los nuevos contratos y un presupuesto de defensa superior a los gastos militares combinados de Rusia, China, India, Japón, Corea del Sur, Brasil, Alemania, Francia y R. Unido.

Y todo ello cuando la amenaza real de Rusia y China para EEUU es comercial como reconoce Washington cuando se opone a la terminación del gasoducto NordStream 2 entre Rusia y Alemania, amenaza a las empresas europeas participantes y ve con enorme recelo la nueva ruta de la seda china: ese gigantesco enlace ferroviario entre los puertos del Pacífico, en el Lejano Oriente ruso y chino, y los europeos.

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