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Antonio Sempere

El día que À Punt colapsó

El canal À Punt en una imagen de archivo.

Sucedió una tarde tan significativa como la de San José al inicio del informativo de À Punt. Un fallo técnico impidió que las imágenes de los titulares entrasen como debían. Aquello era incontrolable. Todos los planos se superponían erróneamente. Así una y otra vez hasta que acabó un sumario infinito. Baste decir que el encargado del avance meteorológico se echó las manos a la cabeza. Viéndose en pantalla. A todo esto, una fotografía de Planes se colaba todo el tiempo entre noticia y noticia.

Es imposible aquí hablar de fallo humano. Porque las máquinas nos superan. Hace tiempo que pusimos todo en manos de la tecnología, y es verdad que lo digital funciona. Hasta que llega un día, uno de cada diez mil, en que pasa lo que no pasa nunca, y el caos es total.

Por eso estas líneas deben ser un homenaje a Rosa Romero, que fue quien afrontó con sangre fría la difícil situación. Sin perder los papeles, nunca mejor dicho, dio paso a unos minutos de publicidad, que fueron hasta quince, cuando pudo regresar la normalidad.

A estas alturas de mi vida, no estoy para esos sustos. En una situación doméstica, infinitamente más liviana, cuando en un aula, al darle a una tecla del equipo informático no sale en pantalla lo que espero ver, ya me da taquicardia. Imagino mis pulsaciones si formase parte del operativo de semejante informativo. Candidato al infarto.

Hay quienes definen noticia como lo que alguien no quiere que se sepa. No estoy yo muy de acuerdo con esa definición. En cualquier caso, había que comentar este tropiezo como una de esas anécdotas que nunca debieron suceder en la historia de nuestra televisión.

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