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En memoria de Don Juan Cantó

El sacerdote, Juan Cantó Rubio

El pasado 21 de marzo fue un día triste para Alicante y Melilla, pero también para toda España y la Unión Europea. Nos dejó, tras una vida larga y plena, Juan Cantó Rubio, a quienes solíamos llamar Don Juan. Resulta difícil condensar en pocas líneas lo mucho que aportó en sus 96 años, pero no cabe duda que su legado es, y será, una valiosísima fuente de inspiración.

Nacido en Melilla, eligió el camino del sacerdocio con especial entrega, siempre centrado en la ayuda a los demás. Los que hemos tenido la gran suerte de conocer a Don Juan, al caminar por Alicante con él era prácticamente imposible no detenerse cada pocos pasos pues muchos querían expresar en persona su afecto.

Ese ayudar a los demás en el caso de Don Juan fue, sin embargo, mucho más allá de lo habitual. A través de la investigación académica y de la docencia, este Doctor en Teología consiguió contribuir muy activamente a potenciar, durante décadas, el conocimiento y divulgación en un sinfín de ámbitos, entre ellos dos ligados entre sí: el arte y los estudios europeos.

En efecto, como botón de muestra, Don Juan fue uno de los impulsores del Museo de Arte Contemporáneo de Alicante. Siempre recordaba con entusiasmo y añoranza su apoyo a Eusebio Sempere para que el proyecto, allá por 1977, fuese una realidad. Supuso para él un colofón de años dedicados a la historia del arte, con numerosas publicaciones incluyendo su tesis doctoral en Filosofía y Letras.

Por otra parte, en quizás la dimensión más internacional de Don Juan, muchos lo conocieron como Presidente del Forum Diplomático Europeo, iniciativa que surge en el año 2000 en colaboración con la Secretaría de Estado de Asuntos Europeos, la Escuela Diplomática y el Ayuntamiento de Alicante y al que tuvimos la suerte de ser convidados en múltiples ocasiones. En ese marco conocimos a ese intelectual que supo, como pocos, impulsar una iniciativa tan inteligente como necesaria: hablar, durante 26 Jornadas, de Europa, de la Unión Europea, al más alto nivel, pero contando igualmente con la participación activa de jóvenes diplomáticos de todos los continentes.

Las Jornadas comenzaron su andadura con un especial hincapié en la ampliación de la Unión, siendo los diplomáticos de los países candidatos los primeros beneficiarios. Poco después se centrarían los encuentros en otros logros y desafíos de la UE combinando la profundidad de las ponencias con un elemento que Don Juan cuidó como nadie: la amistad. Inspirado por Jean Monnet, a quien siempre citaba, era un convencido que la amistad era el núcleo esencial para construir la Europa del siglo XXI.

Damos fe que su nombre sigue muy presente en las Instituciones comunitarias, en la ribera del Mediterráneo, así como en otras latitudes. Tuvo importantes reconocimientos nacionales e internacionales, e inspiró a numerosos diplomáticos. Su determinación y optimismo formaban parte de su carácter único. Pese al más complejo desafío, nunca dejaba de dar ánimos a quien lo necesitase.

Nuestro padre y abuelo, recientemente fallecido, Ricardo Díez Hochleitner, junto a su querida esposa Ascensión, trabaron una profunda amistad con él que rápidamente incluyó a toda la familia. Ambos compartían la pasión por la educación y un afán de hallar soluciones a los desafíos globales. También compartían la convicción de la capacidad del ser humano de superar estos últimos.

Nos ha dejado un hombre extraordinario. Hoy queremos enviar un emocionado recuerdo con nuestro más sentido pésame a la familia de Don Juan cargado del afecto y admiración de quienes, como padre e hijo diplomáticos de Carrera, tuvimos la suerte de conocerle y trabajar con él. Nos quedará siempre su amistad y nos guiará su ejemplo. Descanse en paz.

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