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Ediles de Cs Murcia se aíslan para evitar posible nuevo caso de transfuguismo

Escuchaba recientemente a Teodoro García Egea, a raíz de las mociones de censura en Murcia, calificar el transfuguismo a favor de su partido como un acto de “dignidad y amor por España”. Sería uno muy mal pensado que solo fuera dignidad si el transfuguismo beneficiara al PP. Sería uno muy mal pensado que el amor por España solo concurre cuando el PP es el beneficiado. ¿O no es así?

Imaginen una ciudad cualquiera con veintinueve concejales en la corporación, donde gobierna el PP y Cs, con los apoyos externos de Vox, como sucedía en Murcia. Imaginen que dos concejales de Cs se acercan al PSOE para proponer un cambio en el gobierno municipal, conocedores de que tres compañeros de filas ya están negociando su aterrizaje en el PP, aunque solo una tendrá cabida. A él le darán excusas de última hora para que vuelva a su puesto de comercial y a la última compañera le explicarán que ahora no puede ser pero que toman nota de su nombre.

Imaginen que dicha ciudad está paralizada, sin proyectos, funcionando por mera inercia, con un alcalde desaparecido, que no propone nada, que no consulta y tampoco comparte ni estrategias ni decisiones, las primeras porque no existen y las segundas porque no las toma. Una ciudad donde las principales contratas están o estarán en breve caducadas, y el gobierno municipal es incapaz de impulsar las nuevas licitaciones a tiempo, o donde puestos de relevancia como patronatos o iconos de la cultura quedan vacantes por inoperancia de los concejales responsables. Una ciudad cuyas calles están tan sucias como siempre y donde no se vacían ni siquiera las papeleras de sus paseos más emblemáticos.

Imaginen que, en dicha ciudad, que puede ser cualquiera de nuestro país, no me sean mal pensados, estos dos concejales naranjas obtienen el beneplácito de la dirección nacional de su partido, algo ya avanzado, pero paralizado por las elecciones de la Comunidad de Madrid, y presentan una moción de censura que prospera y se produce un cambio de gobierno en dicha localidad.

Extrapolando la “doctrina García Egea”, ¿sería un acto de dignidad y amor por España o sería transfuguismo? Yo lo tengo claro, no sé ustedes.

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