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José Manuel Ponte

Marsé y el trasero de Jennifer López

Jennifer Lopez.

Se publica un diario escrito por Juan Marsé en el año 2004, que el propio autor, cuando aún vivía, calificó de "Notas para unas memorias que nunca escribiré". Entre otras cosas porque no les da mayor importancia. "Persiste la convicción de que escribo por escribir y que esto no tiene el menor interés, y si sigo adelante es porque me he propuesto una especie de penitencia". Ese año Marsé cumple setenta y uno, y para alimentar la superstición ('año bisiesto, año siniestro' suele decirse) se suceden acontecimientos horribles como la matanza en los trenes de Atocha, la guerra de Irak, o el tsunami que arrasó el sudeste asiático.

Pero esas tragedias no alteran las rutinas más apreciadas: nadar en la piscina, ('escribir y nadar ', la combinación perfecta) las idas y venidas entre Calafell y Barcelona, los juegos con su nieto Guille, la salida diaria a comprar el pan y los periódicos en compañía de su perro Simón, los almuerzos y las cenas con la familia y los amigos, los partidos de fútbol en la televisión. (Confiesa haberse alegrado con Jaime Camino de la victoria del Deportivo sobre el Real Madrid cuando el 'centenariazo').

Todas esas banalidades son recogidas minuciosamente por Marsé que, con mucho sentido del humor, se califica a sí mismo como un "cotilla". Tienen no obstante el valor, diecisiete años después de haber sido escritas, de permitirnos escarbar en la intimidad de su pensamiento político, en sus gustos literarios, y en sus filias y en sus fobias.

Respecto de la clase política española y catalana es especialmente vitriólico con el que fue presidente de Esquerra Republicana de Cataluña Carod-Rovira a quien llama "Carallod". En su opinión, es "un pobre hombre que al acceder al poder se ha mareado con sus propias ínfulas. Un tipo impresentable que debería desaparecer cuanto antes por el sumidero de la Historia. "Carallod es peligroso -por tonto- como toda Esquerra, pero los del PP son una pandilla no menos impresentable de embusteros y chorizos y entre unos y otros se están cargando la todavía imberbe democracia de este país".

No menos ácido se muestra con Mariano Rajoy, a quien llama burro y zoquete por decir que la civilización islámica es ajena a nuestra cultura tras siete siglos de una más que evidente presencia. Y ya no digamos con Aznar, "un político marrullero y mediocre. Nunca, salvo con Franco, habíamos estado en manos de un sujeto tan nefasto durante ocho años".

También son objeto de despiadados comentarios algunos de los articulistas de prensa que, curiosamente, siguen a día de hoy asomando la nariz en páginas de opinión y en tertulias de radio y televisión. A su juicio, buena parte de ellos, simpatizantes neofascistas a los que dedica una galería de tontos ilustrados y de franquistas embozados. "Un periodismo que apesta", concluye.

Marsé es escéptico incluso sobre el valor de lo que escribe. "No me pasa nada especial ni singular, nada importante, así que me pregunto qué interés pueden tener estas anotaciones". Y como dijo en otra ocasión: "No soy nacionalista, no soy patriota, no soy catalanista ni españolista, no soy nada de eso. Solo soy -para entendernos- un rendido admirador del trasero de Jennifer López".

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