Si hablamos de problemas frecuentes en la etapa infantil, la enuresis es uno de ellos. La enuresis, hacerse pipí en la cama, es un comportamiento incluso normal a ciertas edades en las que aún no se ha desarrollado un adecuado control de esfínteres, hasta más o menos los 5 años de edad. Sin embargo, normalizar el problema provoca a veces que se alargue y que genere consecuencias negativas en el niño. Si bien es cierto que hay un alto índice de remisión espontánea (niños que superan solos la enuresis) la ausencia de tratamiento alarga el problema causando graves huellas a nivel psicológico en los niños como: altos niveles de ansiedad, menor autoestima, pobres relaciones sociales, etc. Un 15% de niños de 5 años mojan la cama, y es una pena porque el problema de enuresis y sus efectos suele ser relativamente fácil y rápido de solucionar con la ayuda de un terapeuta experto en terapia psicológica en niños.

¿Por qué suelen persistir estos problemas y no resolverse? Muchos padres no le dan importancia a la ocurrencia de episodios nocturnos de pipí o lo consideran un «problema menor» o algo que «ya se solucionará por sí solo». En ocasiones, los padres también tuvieron problemas con el control del pipí de niños por lo que todavía lo ven algo más normal y se deciden por no buscar tratamiento o por aplicar otras estrategias como por ejemplo colocar un pañal al niño para dormir.

El origen de la enuresis puede ser diferente, desde una elevada producción de orina hasta una capacidad reducida de la vejiga. Sin embargo, suele ser un déficit de aprendizaje de las señales de llenado de la vejiga las que provocan que el niño no se despierte por la noche y se haga pipí encima. La manera de responder la familia a estos episodios suele contribuir a que el problema se mantenga en el tiempo, sobre todo suelen reforzar al niño o incluso utilizar «atajos» como colocar pañales o forros lavables en la cama, impidiendo que este problema se solucione precozmente.

¿Qué hacer para que el niño deje de hacerse pipí en la cama?

Es importante explicar al niño el funcionamiento de la vejiga para que entienda lo que le ocurre y liberarlo de culpa, puesto que estos episodios se dan mientras el niño duerme. Algunas pautas como no beber líquidos excesivos a partir de las 7 de la tarde pueden evitar el llenado excesivo de la vejiga y por tanto evitar los escapes. Algunos ejercicios de entrenamiento vesical en los que el niño aguante un rato el deseo de orinar durante el día o interrumpa el chorro urinario mientras micciona también pueden contribuir a mejorar el problema. Pero la intervención más efectiva para resolver la enuresis es el «método de alarma».

El método de alarma en un aparato que se coloca en el pantalón del niño y que se activa cuando las primeras gotas de orina alcanzan un electrodo que lleva integrado el aparato. En ese momento comienza a emitir un sonido que despierta al niño y por tanto detiene la micción. Este proceso permite, mediante condicionamiento clásico, asociar las ganas de orinar con el despertar. Tras sonar la alarma, el niño debe ir al baño para acabar de orinar y parar la alarma. Todo ello exige la colaboración de la familia, sobre todo al principio. Este método es el tratamiento de primera elección en casos donde los episodios son muy frecuentes (entre 5 y 7 episodios de pipí nocturno a la semana) y donde existe una gran motivación y participación de la familia y del niño. También en aquellos niños que tienen dificultades para despertarse por la noche este método puede ser muy útil.

El tratamiento mediante el método de alarma debe ser pautado y supervisado por un psicólogo puesto que requiere una fase de explicación y motivación al niño, de entrenamiento y de diseño de un sistema de economía de fichas para motivarle. Además, el profesional podrá ir resolviendo distintas cuestiones que vayan surgiendo durante el tratamiento.

Pese a que la enuresis es un problema relativamente frecuente en la edad infantil y que suele tener remisión espontánea, resolver lo antes posible la situación previene el desarrollo de otro tipo de problemas que puedan afectar al niño en el presente y en el futuro. Recibir ayuda de un terapeuta infantil es una forma rápida y eficaz de reducir los episodios de pipí en la cama. Esto mejorará la autoestima del niño y le protegerá del padecimiento de futuros problemas emocionales además de que reducirá el estrés que la situación genera en el entorno familiar.

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