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Mercedes Gallego

Nevenka again

Nevenka: La primera mujer que puso cerco al acoso sexual.

El del caso Nevenka se llamaba José Luis García Ancos y desde la jefatura de la Fiscalía del Tribunal Superior de Castilla-León se dedicó a acosar precisamente a una víctima de acoso hasta el punto de que fue apartado del juicio que se estaba celebrando a Ismael Álvarez, el entonces poderoso alcalde de Ponferrada que no entendió que «no es no». Aquel fiscal tampoco. Tan denigrante fue el trato que durante la vista oral dispensó a Nevenka Fernández, la concejala cuyo único delito fue pararle los pies (y las manos) al regidor, que el presidente del tribunal le tuvo que recordar que la edil no era la acusada. «¿Por qué usted, que ha pasado ese calvario, usted, que no es la empleada de Hipercor a la que le tocan el trasero y tiene que aguantarse porque es el pan de sus hijos, (...) por qué no dice ‘se acabó, me voy’, y ahí se queda el puesto de concejal?», llegó a preguntarle este fiscal. «Porque me estaba jugando mi dignidad», respondió Nevenka. Y, claro, el fiscal no la entendió.

Indignada y aliviada he devorado el documental que sobre la pesadilla que vivió esta mujer se ha estrenado hace unas semanas en Netflix. Enfadada por la actitud de una sociedad (mujeres incluidas) que no creyó el testimonio de una joven rota. Y convencida de que un caso tan sangrante como este no podría volver a suceder. Nada más lejos de la realidad que nos ha regalado otra joya de fiscal, Eduardo Gutiérrez se llama el del proceso a la manada de Sabadell, que ayer protagonizó un interrogatorio a la víctima de una violación múltiple con el que se ha ganado la nominación a abandonar la sala. Porque la fiscal general del Estado está tardando en enviarle a hacer compañía a su colega de León después de que ayer sembrara dudas e interrumpiera en varias ocasiones el desgarrador relato de una chica mientras contaba entre sollozos cómo, después de ser violada, no sabía si la iban a matar. «¿Cómo termina este suceso?», le llegó a espetar el fiscal sin la más mínima empatía mientras la víctima detallaba la agresión que sufrió. Pues si de mi dependiera, señor fiscal, su carrera lo haría mañana mismo.

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