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Antonio Sempere

En pocas palabras

Antonio Sempere

Esas pequeñas cosas

Fachada de la biblioteca pública Azorín del Paseíto de Ramiro que recae en la avenida Juan Bautista Lafora.

Me comentaba estos días una trabajadora de la sección de Préstamos de la Biblioteca Provincial del Paseíto de Ramiro que cuando ella entró como interina en la casa, hace de esto algo más de 21 años, con mucha ilusión, los compañeros la recibieron así: “has tenido mala suerte; el cierre por rehabilitación es inminente”. Para constatarlo, en el hall lucía una maqueta de película, que incluía salas, terrazas y jardines con increíbles vistas a la playa del Postiguet.

Han pasado más de dos décadas. De aquel proyecto de postín se pasó a otro mucho más modesto del que hace cargo el hijo del arquitecto del primigenio. Pero por ahora todo son promesas. La bibliotecaria de esta historia, como tantos otros compañeros de la casa, solamente confía en pasar los pocos años que le quedan hasta la jubilación, en el mismo sitio. Un lugar indigno para la provincia de Alicante, que solamente el esfuerzo de los trabajadores ha logrado dignificar.

Yo he sufrido el mismo proceso como ciudadano. Llegué de “interino” con una enorme ilusión a mi capital. Pero más pronto que tarde me di cuenta que tenía que recibir transfusiones de vitaminas culturales de muchas otras para alimentar mis déficits.

Aunque el tiempo no se detiene, y con la jubilación cada vez más cerca, uno va pensando en esas pequeñas cosas de las que depende la calidad de vida del día a día. Que en mi caso se reducen casi a tres: tener una Biblioteca Pública en condiciones, un Centro de Especialidades digno donde chequear todas mis teclas averiadas, y un tren de cercanías digno para trasladarme a la Universidad. Cualquier ciudad española del tamaño de Alicante los supera. Y no hay visos de mejora en una década… o más.

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