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Rosa Paz

Madrid nos contamina

Tal vez Sánchez no quiere prorrogar el estado de alarma para no reducir las expectativas electorales de los socialistas ante el libertarismo hostelero que practica Ayuso

Ayuso, en un acto de precampaña

Al bronco debate político que padece España desde hace ya mucho tiempo, y que se agrió aún más durante el confinamiento de hace un año, no le hacía ninguna falta una campaña electoral como la madrileña, que lo contamina todo con una aspereza todavía mayor, si cabe. Pero ahí está la campaña para las elecciones autonómicas de Madrid que la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, ha planteado como si se trataran de unos comicios generales con la selección del presidente Pedro Sánchez como blanco de todos sus dardos. Debe de ser que se está entrenando por si acaso algún día puede apartar a Pablo Casado y tiene posibilidades de competir por la Moncloa. El jefe del Ejecutivo, por cierto, ha entrado al trapo sin más problema. Y ahí están ambos en plena refriega.

El caso es que llegados a este punto de confrontación, no se sabe si las decisiones que hay que tomar sobre la prórroga o no del estado de alarma, por poner un ejemplo, responden al convencimiento de Sánchez de que el 9 de mayo España estará ya tan bien que no harán falta más medidas restrictivas o que será suficiente la legislación normal para adoptar las necesarias, aunque las autonomías y el sentido común digan lo contrario. O tal vez es que no quiere anunciar ninguna medida excepcional, no vaya a ser que los socialistas reduzcan sus expectativas electorales ante el aclamado libertarismo hostelero que practica Ayuso. 

Una desescalada demasiado rápida el año pasado llevó con bastante celeridad a la segunda ola de la pandemia. Vale que ahora el proceso de vacunación va a buen ritmo y que en unos meses se alcanzará la ansiada inmunidad de grupo. Pero el virus sigue ahí y los líderes autonómicos, con la salvedad de Ayuso, continúan pensando que hará falta mantener el toque de queda, los cierres perimetrales y las restricciones en la hostelería según vayan evolucionando los contagios, los ingresos hospitalarios y la ocupación de las ucis. Pero Madrid lo contamina todo. Por eso habrá que esperar a que pase el 4 de mayo para ver si las decisiones son otras.

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