Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Manuel Alcaraz

La plaza y el palacio

Manuel Alcaraz

AstraZéneca, la Santa Faz, el trasvase y otros relatos breves

Santa Faz en Alicante 2021.

Las cosas vuelven a la normalidad. Así, este diario lleva varios días con el trasvase y regala llaveros/amuletos de la Faz Divina. Y habla de la Diputación y sus circunstancias. Mientras, los empresarios de “El Sector” redoblan sus críticas, pero Hosbec, colegio cardenalicio de este credo, dice responsablemente que no haya desperimetraje, que mejor no alterar lo conseguido para asegurar la salud estival. A mí me parece bien, aunque no sé qué pensarán sus colegas de “El Sector” que tienen avidez de consumidores. Este cambio reconoce que restringir movimientos de la población ayuda mucho a combatir la pandemia. O sea, que incluso salva vidas. ¿Dónde han estado hasta ahora cuando se les repetía eso? Pero bien está lo que bien acaba, si es que acaba, que ahora va a ser que no hay agua para dar de beber al sediento. Siempre igual: 63 años y lo mismo. Esto es la normalidad.

La Diputación pone a sus servicios jurídicos al servicio de otras Administraciones para defender nuestro innegable derecho a recibir aguas. Me congratulo. Desde hace años pregunto a mis alumnos quién sabe cómo se eligen las Diputaciones e, incluso, cuáles son sus funciones. Y nunca, nunca, uno de esos miles de alumnos supo darme respuesta. Les digo que hacen museos y auditorios. Pero me preguntan si para eso no está ya la Comunidad Autónoma, que con el dinero de las Diputaciones quizá rentabilicen mejor las inversiones. Tampoco sé explicarles cómo sobreviven con decoro democrático Asturias, Baleares, Cantabria, Navarra, La Rioja, Murcia o Madrid, donde no hay Diputaciones. Ahora ya sé que sirven para prestar abogados. Así que el cargo de Presidente de Diputación invita a la melancolía: es alguien que vive con la inquietud de especular sobre su próximo cargo, uno de verdad. Para eso ha de hacer crecer la inquina entre sus compañeros, llamar continuamente a Madrid y contar votos por las noches, cuando vuelve a casa agotado de reunirse con abogados o de arengar a los empresarios de “El Sector” prometiéndoles agua. El pobre Cantó, que al final se va a quedar sin beneficio ni beneficio, debería ser presidente rotatorio de Diputaciones. Aquí, la mayor fantasía de los presidentes es ser presidentes de la Generalitat: quitar al Califa para ponerse de Califa. Por eso van a toda fiesta de moros y cristianos. Y se ríen. Aunque ninguno lo ha conseguido. De hecho, a los Presidentes de Diputación del PP les resulta estadísticamente más fácil obtener penas de cárcel que ser llamados molt honorables.

Por todo ello ruegan a la Santa Faz. Donde esté. Este año alguien ha reiterado la idea de encaramar la reliquia al Castillo, como si fuera una turista. A mí me parece una ordinariez. Porque la tradición de la Santa Faz, con todas sus contradicciones, tiene la elegancia de ser el decantado de las expectativas de un pueblo que se cohesiona alguna vez. Y la tradición manda que en su día se va a verla, no se la trae: porque la ciudad se desborda, sale de sus calles y va al campo. Ya sé que si remontamos siglos hay ejemplos para todo, pero la Peregrina estimada es esta. Encima la Santa Faz lleva décadas con el chip de los prodigios anti-sequías y se les olvidó resetearla e introducir la función anti-epidemias. Total, que ha llovido a gusto de nadie y el festejo no se ha producido. La imagen de la misa en el Santuario me ha parecido digna y me he sentido representado en ella, mucho más que imaginando a un canónigo trepando por piedras. Cuando escribo esto hay noticia de que el domingo quiere el alcalde repetir la excursión. Hasta que no obtenga la foto no parará. Lo mismo es que codicia ser presidente de la Diputación. Me permito sugerirle que promueva una Santa Faz de 50 metros para el Guinnes.

Entonces leo una entrevista a un sacerdote proponiendo llevar la Santa Faz a Fitur. Imagino -en la entrevista no está claro- que lo sugiere metafóricamente. Aun así, la cosa me inquieta. Últimamente he leído sobre intentos de la Iglesia por España de resignificar celebraciones de religiosidad tradicional para que no se banalicen con su uso turístico. Pero aquí vamos en sentido contrario: somos divinos. Tengo dicho que el turismo es la auténtica religión de los alicantinos, bautizados, a ser posible, con agua del trasvase. Pero ¿es preciso esta apelación a mercantilizar un símbolo religioso y ciudadano tan querido? Lo mismo es pecado de simonía. Por supuesto que no tengo nada contra incluir en la publicidad turística noticia sobre el monasterio y sobre las virtudes de las tradiciones. Pero a lo que se apunta -no es la primera vez- es a facilitar algunas transformaciones para que se integre en las corrientes del turismo de masas. ¿Es a través de la publicidad turística como crecerá el culto a la reliquia? ¿Lo que necesitamos es que vayan a la Peregrina unas decenas de miles de turistas? Más valdría que la curia se pronunciara por salvar el entorno paisajístico, natural e histórico de la pedanía y que cediera parte del monasterio y la torre para un centro de interpretación de la Huerta, la Religiosidad Popular y la Santa Faz. Y que el Ayuntamiento se ponga a ello. Y que lo integre con el sistema de riego y gestión del agua -con milagros o sin ellos- en la memoria del Pantano de Tibi, que todo eso, bien trabajado, podría servir para pedir la Declaración de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. No es Guinnes ni Fitur, mayores Glorias a las que llega la cultura de nuestros ediles, pero algo es algo.

Por si acaso, me vacuné. Y debo agradecer a los trabajadores de la sanidad pública su eficacia y amabilidad. Las cosas ahora se están haciendo bien. No hace falta ser turista ni peregrino para apreciarlo. Así que, al final, en esta semana de maravillas y normalidades, astrazéneca es lo mejor. Y me vacunaron el Día de la República. Aunque estoy harto de amigos republicanos con su trasiego de tricolores por las redes. Mírense en la historia republicana por ver si pudieran acumular razones en vez de puros sentimientos. Como dijo alguien del cristianismo y los cristianos: la República está muy bien si no fuera por los (actuales) republicanos.

Escucho a Óscar Esplá y brindaré, con cualquier cosa menos con agua, con la imagen de la Santa Faz que me regaló José María Morán Berrutti. Misericordia y Agua y Vacunas Para Todos y Todas, en especial para el General Riego. Como ve: esto de volver a lo de siempre me provoca un enfado inclusivo.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats