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Antonio Sempere

EL TELEADICTO

Antonio Sempere

Qué mal se ve el 24 horas

Una imagen del funeral del Duque de Edimburgo.

El funeral del Duque de Edimburgo fue la penúltima ocasión en la que el Canal 24 Horas quedó en evidencia. ¿Hasta cuándo hemos de soportar que su señal se emita en baja definición? Bastaba el chivato del cambio de señal al Telediario en Alta Definición para comprobar el desastre.

El salto al 24 Horas arruinó la transmisión desde la Abadía de San Jorge, convirtiéndola, desde el punto de vista de la calidad de la imagen, en una chapuza. Inadmisible. En su falta de tacto, los responsables del canal no tuvieron ningún tipo de contemplaciones, y ni siquiera tuvieron la sensibilidad de cortar durante la hora que duró la ceremonia el rodillo de las noticias. Uno de esos hábitos impuestos que se hacen porque sí, pero cuya efectividad está por demostrar.

De este modo la parte más gozosa del acto, la exquisita selección musical, lució mucho menos en la conexión española que en la de otros países por culpa de esos problemas; una calidad de imagen lamentable y un rodillo de noticias en la parte inferior de la pantalla prescindible.

Por cierto, que en esta ocasión los tres comentaristas elegidos para la narración, más que sumar, restaron. Eran los solventes Olga Lambea, Anna Bosch y Diego Arizpeleta, pero si no hubiesen dicho nada, habríamos ganado. Cuando no tienes nada que aportar a la grandeza de lo que ves, calla. Máxime cuando un rótulo aporta más información.

El apartado musical fue tan apoteósico que nos demuestra cómo cuatro cantantes y un órgano pueden hacer las veces de una orquesta. No es que menos sea más. Es que cuando se alcanza la perfección, menos es una cumbre.

El Canal 24 Horas, un canal defectuoso de base, menos sobre menos, nos impidió levitar.

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