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Francisco Esquivel

Ese gran desvelo

Da gusto ver el desvelo de sus señorías por la vajilla del mismo modo que escudriñan en el menaje del común de los mortales

Ayuso aspira a un Gobierno "monocolor" con posibles fichajes de Vox y Cs

En un escaso margen de horas y acerca de diferentes cuestiones, todas ellas de indudable interés, se han producido unas cuantas resoluciones judiciales, de esas en la que se te van los ojos y en torno a las que no sabes ir más allá no vaya a ser que, al que le caiga algo, sea a ti.

 Empezamos por la resolución de la Audiencia Provincial de La Coruña. En ella ordena devolver los bienes de Meirás a los Franco al revocar las medidas cautelares dictadas en primera instancia que entregaban al Estado en depósito provisional los enseres del inmueble. Y, dentro de que ya se reiterara que la titularidad del pazo a quien corresponde es al Estado, arguye ahora que «en la sentencia no se dice que los muebles sean propiedad del Estado ni nunca se tocó esa cuestión en todo el litigio» e insta a indemnizarles por la «incautación». Da gusto ver el desvelo de sus señorías por la vajilla del mismo modo que escudriñan en el menaje del común de los mortales.

  El segundo frente ha sido el abierto por un juzgado de instrucción de Madrid que ha rechazado retirar el cartel de Vox que criminaliza a los menores extranjeros, sí ese que engalana el metro con «Un mena, 4.700 euros al mes. Tu abuela, 426 de pensión». Cómo será el impacto visual que hasta el Gobierno de Ayuso lo ha denunciado. Bien, pues la magistrada estima que «no se da ni peligro por la demora ni apariencia de buen derecho». Ahora bien, si eres un rapero al que Dios no ha llamado por el camino de componer unas letras dignas, lo llevas claro.

  El remate ha venido protagonizado por un juzgado de lo Mercantil de Madrid que tomó medidas cautelarísimas a petición de la asociación presidida por Florentino para taponar las amenazas de la Uefa, un pelín antes de que el proyecto se disolviera como un azucarillo. Los atacantes legales desecharon presentar la demanda precautoria en Suiza por temor a que no tuviera recorrido, conocedores como todos nosotros de la celeridad que impregna aquí a las actuaciones judiciales. Y la supermiga. 

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