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Luis Segovia

Oscar a la película de la América desarraigada

Chloe Zhao recoge el Oscar a la mejor dirección.

Durante la crisis del 2007 y 2008 en Norteamérica muchos ciudadanos encontraron que perdieron sus casas al no poder pagar las hipotecas por quedarse sin trabajo. Nomadland (Tierra de nómadas) es una película, casi documental, de aquellas personas que decidieron coger una furgoneta o caravana y desplazarse por el oeste medio de Norteamérica, sin rumbo fijo ya que no pueden ni quieren aparcar en camping.

Dirigida Chloé Zhao de origen chino aunque arraigada en Estados Unidos, nos llena la pantalla de un paisaje desolado, abrupto, un desierto que a veces es un llano infinito, y otras un desierto sin horizontes repleto de montañas y rocas, inhóspito, deshabitado, duro, con un personaje central, interpretado por Frances McDormand, que resume en su rostro y en sus gestos la tragedia de estos desarraigados que a veces se juntan para consolarse sus penas y tener un poco de solidaridad, intercambiándose objetos por falta de dinero, aunque ellos son verdaderos animales solitarios, deambulando sin destino por esas tierras que a nadie puede acoger, sólo lagartos y serpientes.

Ella ha perdido su marido y su trabajo, y su pueblo se ha convertido en un pueblo fantasma al desaparecer la mina que sustentaba el trabajo y la vida social, así que decide abandonar la casa y se marcha en una furgoneta malamente acondicionada para sobrevivir por esas carreteras, ganándose la vida en trabajos muy ocasionales pero suficientes para seguir una ruta sin ninguna finalidad. Rehúye cualquier compañía estable y en sus ojos se refleja la desolación, el abandono, la extrañeza por este mundo del duro e inhumano capitalismo que la ha arrojado de su casa, que no de su hogar, y que ahora sólo necesita viajar y trabajar para sentirse viva. Los personajes están mal vestidos, son feos, y desaliñados. Y sin ocurrir ninguna aventura así transcurre la película, no sucede nada, sólo pequeños encuentros que terminan con una triste despedida o a veces ni siquiera eso.

Esta película ha recibido numerosos premios de festivales y de la crítica, recientemente ha conseguido el Óscar a la mejor película, Óscar a la mejor dirección a la directora citada Chloé Zhao, porque demuestra una sensibilidad extraordinaria y una dirección de personajes encuadrados en los diálogos muy escuetos y naturales, sacados de un libro de la periodista Jessica Burder que convivió con estos desarraigados; y Oscar a la mejor actriz McDormand, en una interpretación colosal donde consigue sin mover un músculo de la cara reconocer los diversos estados de ánimo con su mirada y el esbozo de una sonrisa o amargura integrándose perfectamente en el paisaje natural y humano que la rodea.

Nomadland no es una película comercial, le sobra música (en el desierto no hay música, sino silencio), demasiada fotografía fija de paisaje, con intentos estilistas, y se alarga demasiado en la no aventura de lo que apenas pasa. Es un arte muy diferente a la cultura cinematográfica actual de los tiros, la violencia, la ciencia-ficción, esta es una visión que retoma la visión de la generación de los Beatnik, como la novela “En el camino” de Jack Kerouac, pero beatniks desahuciados, humanos, demasiado humano para estos tiempos convulsos.

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