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Xavier Carmaniu Mainadé

David, arte, política y turismo

Los visitantes de la Exposición Universal de este año podrán admirar una réplica exacta del David de Miguel Ángel. Una escultura muy famosa y con mucho significado.

El David de Miguel Ángel, en la Accademia de Florencia.

El periodista Rossend Domènech informaba desde Roma que ya se ha enviado a los Emiratos Árabes la copia del David de Miguel Ángel creada mediante una impresora 3D. Tal y como explicaba en su crónica, este prodigio de la tecnología será la estrella del pabellón italiano de la Exposición Universal que se inaugurará en junio.

"La belleza une a las personas" es el eslogan elegido por los italianos para su recinto y, por tanto, tiene todo el sentido del mundo que la escultura considerada la quintaesencia de la belleza masculina sea la protagonista. Una vez más el David se convierte en herramienta propagandística. Que nadie se escandalice pensando que es cosa del capitalismo contemporáneo. Desde que Miguel Ángel lo terminó hace más de cinco siglos, siempre ha tenido esta función.

El David no quería ser sólo una cara bonita. Era una advertencia. En la época del Renacimiento, Florencia era una poderosa ciudad independiente dedicada sobre todo al comercio internacional y tenía que hacer frente a grandes potencias como el Imperio Otomano. Fue en este contexto que aquella bella escultura de mármol de Carrara se convirtió en un símbolo desde el mismo momento que su autor le dio el último golpe de cincel.

En teoría la pieza debía formar parte de la decoración del Duomo, pero se decidió ubicarla en la Piazza della Signoria justo delante del que ahora se llama Palazzo Vecchio y que, en aquellos tiempos, era la sede del gobierno de la república florentina. Era toda una declaración de principios. La obra evocaba el pasaje bíblico donde el joven David -que después se convertiría en rey de Israel- derrota el gigante Goliat con su honda. El episodio es archiconocido y muy representando a lo largo de la historia del arte, pero Miguel Ángel tuvo la habilidad de mostrarnos David en un momento de pausa y serenidad, en vez de situarlo en plena acción contra el enemigo. Igual que Florencia. Joven, pequeña, tranquila y en calma si no era necesario entrar en combate.

La belleza de la escultura queda fuera de toda duda y enseguida se convirtió en uno de los atractivos de la ciudad. La época del Renacimiento, donde Miguel Ángel coincidió con Leonardo da Vinci, Sandro Botticelli... y tantos otros, convirtió Florencia en un lugar emblemático de la historia del arte. Y claro, cuando en el siglo XVIII nació el turismo, fue de los primeros lugares en recibir visitantes.

Cabe decir que entonces el perfil del turista era un poco diferente de la actual. Solían ser jóvenes aristócratas británicos que dedicaban varios meses a visitar los principales puntos de la geografía europea para ampliar su formación. Lo llamaban el 'Grand Tour' (de ahí el origen de la palabra "turismo") y Florencia era una de las paradas obligatorias.

En el siglo XIX la nueva burguesía europea, hija de la revolución industrial, quería imitar los nobles en todo lo que podía y también comenzó a viajar. Esto coincidió con el movimiento de unificación italiana llamado Rissorgimento, que perseguía aglutinar todos los territorios de la bota en un solo estado. El problema era que el Vaticano no tenía ningún interés en renunciar a su poder.

Fue entonces, entre 1865 y 1871, que Florencia se erigió en capital de facto e inició un proceso de renovación urbanística para asumir el nuevo rol. Y el David se convirtió en parte de la nueva narrativa nacional, a parte, de servir para reforzar la imagen turística florentina. En 1869 se construyó el Piazzale Michelangelo, un mirador desde donde contemplar las vistas de la ciudad. En el centro se colocó una reproducción en bronce de David, mientras el original -muy dañado por el paso del tiempo- se trasladó a la Galería de la Academia (donde todavía está). Así pues la alegoría bíblica volvía a ser actualidad para representar ese nuevo estado que se estaba forjando en el Mediterráneo.

Por cierto, la copia actual que hay en la Piazza della Signoria data de 1910. Entonces Florencia ya había perdido la capitalidad en favor de Roma, pero seguía (y sigue) conservando la belleza del Renacimiento.

Un icono

Como ocurre en todos los grandes destinos turísticos, siempre hay un elemento icónico que se convierte en referente y se reproduce hasta la saciedad. El objetivo, obviamente, es el negocio y que los visitantes puedan comprar. Esto hace que actualmente el David de Miguel Ángel aparezca en pósteres, tazas, camisetas, fundas de móvil, llaveros, figuritas y, incluso, delantales.

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