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Carlos González

Modernizar el mercado laboral

Este Primero de Mayo viene marcado por unas circunstancias extraordinarias. Atravesamos, como consecuencia de la pandemia provocada por la Covid-19, por una grave situación que repercute tanto en la faceta sanitaria como en la social y la económica. Pero esta crisis de carácter global no afecta en todos los estados por igual. España es uno de los países donde más ha incidido el repunte del desempleo, debido fundamentalmente a que la economía española tiene una alta dependencia del turismo, unido a la dinámica de temporalidad y precariedad del mercado laboral, derivada de la reforma del mercado de trabajo realizada por el Gobierno de Mariano Rajoy.

La pandemia ha supuesto un frenazo a la actividad económica y en su vertiente laboral ha tenido una mayor incidencia sobre los colectivos que previamente presentaban peores indicadores. Así, los jóvenes han visto como disminuían sus opciones de acceder a un empleo. El 40 por ciento están inscritos en el paro y quienes consiguen un trabajo se ven atrapados por una espiral de precariedad y bajos salarios. Igualmente, las mujeres continúan estando desfavorecidas en el mercado laboral. En el caso de Elche, según datos de marzo de este año, más del 60 por ciento de las personas que buscan empleo pertenecen a este colectivo. Un porcentaje que es imprescindible y urgente reducir.

Pero esta crisis también ha marcado un punto de inflexión para comenzar una recuperación en todos los ámbitos y uno de sus pilares debe de ser la modernización del mercado laboral mediante una actualización de la normativa y una simplificación de los mecanismos de contratación, labor que ya ha iniciado el actual Gobierno de Pedro Sánchez.

La modernización del mercado laboral tiene que sentar las bases que permitan la recuperación del empleo para que España aspire a tener las mismas tasas de ocupación de las economías europeas más avanzadas. Para ello hay que contar con las valoraciones y aportaciones realizadas por todos los agentes sociales, patronal y sindicatos. No puede volver a ocurrir, como sucedió con la reforma de Rajoy, que solamente tome en consideración el criterio empresarial. Es preciso escuchar a los empresarios, por supuesto, pero también a los trabajadores a través de sus representantes sindicales, para generar un marco normativo equilibrado y eficiente, que dé respuesta a las necesidades de nuestro mercado de trabajo.

La actual legislación está profundamente desequilibrada. Ha incrementado la temporalidad del empleo, favorecido los motivos por los que se pueden realizar despidos colectivos y prácticamente ha roto la negociación sectorial, que es la que crea unas bases homogéneas para trabajadores y empresarios, para apostar por la negociación de empresa, donde apenas suele existir presencia sindical y en la que se acaban produciendo graves desequilibrios en las condiciones laborales.

Y no hay que olvidar la pérdida de derechos que han sufrido las trabajadoras y los trabajadores durante los últimos años a consecuencia de la nociva reforma laboral del PP. Una reforma que ha obligado a partir prácticamente de cero, con la perdida de la ultraactividad de los convenios, y por ende renegociar unos derechos que había llevado décadas adquirir y consolidar.

Esta situación heredada hace que sea necesario y urgente acometer una transformación y modernización del mercado laboral acorde con el área geográfica y socioeconómica en la que nos encontramos.

Está claro que el objetivo principal del nuevo marco jurídico laboral tiene que ser lograr un mecanismo ágil de contratación que favorezca la creación de empleo y reduzca las actuales cifras de paro. Pero no menos importante es conseguir que ese empleo sea de calidad. España lleva décadas con importantes problemas estructurales que hay que solucionar mediante esquemas más modernos que se aplican en la UE. Algunos de ellos ya se han comenzado a utilizar durante la actual pandemia, como es el caso de los ERTE.

Además, es imprescindible reducir la tremenda situación de temporalidad que tiene el mercado laboral español. Este no solamente es un gran reto, que obligará a revisar el sistema actual de contratos, sino que también es un compromiso que el Ejecutivo de Pedro Sánchez tiene tanto con las autoridades europeas como con todos los trabajadores que son quienes están sufriendo personalmente la precariedad.

En este Primero de Mayo nos encontramos en la antesala de la transformación de nuestro mercado laboral, mediante la iniciativa del Gobierno de España, el diálogo social y el respaldo de la Unión Europea. La mayoría social considera, estoy convencido de ello, que ha llegado la hora de emprender la modernización de los mecanismos para generar y mantener el empleo, empleo de calidad, estable y bien retribuido, y recuperar los derechos de los trabajadores. 

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