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Joaquín Sáez

El historiador Alejandro Cañestro Donoso plagia un texto de Joaquín Sáez Vidal

Recientemente ha llegado a mis manos el último número (101) de la prestigiosa revista “Archivo de Arte Valenciano”, correspondiente al año 2020, que edita la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia.

Entre todos los artículos tuve curiosidad de leer uno dedicado a la platería, pese a no ser la parcela de la historia del arte de la que generalmente me ocupo, realizado por el historiador Alejandro Cañestro, que lleva por título El arte de la platería de la Concatedral de San Nicolás de Alicante. En él Cañestro estudia un conjunto de piezas de ese metal conservadas en dicho recinto eclesiástico.

En la página 216 del citado artículo, me encontré que trataba de las dos impresionantes lámparas de plata que cuelgan en la Capilla de Comunión.

Pero la sorpresa, sorpresa desagradable, fue que el comentario que el citado Cañestro realiza está calcado, desde luego sin citarme, de la ficha que yo escribí para el catálogo de la exposición celebrada en Alicante en el año 2006 por la Fundación La Luz de las Imágenes y que llevó por título “La Faz de la Eternidad”, de la que fui comisario junto con mi inolvidable amigo y gran profesional Lorenzo Hernández Guardiola. Mi ficha aparece en la página 564 y lleva el número 203 del catálogo de piezas y la titulo “Lámparas de la capilla de la Comunión”.

Expongo a continuación en primer lugar el texto de Cañestro, páginas 216 y 217 de la antes mencionada revista de arte valenciano, insisto del año 2020, que cito en su integridad:

“El encargo recayó en el platero alicantino José Calbo. En el contrato, fechado en Alicante el 29 de abril de 1750, se especificaba que francisco Calbo, maestro cirujano, se constituía

fiador de Joseph Calbo, maestro Platero, su hermano, vecino de la misma asta en cantidad de 600 libras moneda de este reino en que se han considerado las hechuras y caudal que puedan importar las dos lámparas de plata que debe fabricar dentro de seis meses contadores desde oi dia de la fecha para la capilla del Sacramento de la Insigne Colegial del Señor Dan Nicolás de esta ciudad, según y de la manera que se ha resuelto en las Juntas particulares de Fábrica sobre este asumpto, y en consecuencia promete que dicho su hermano hará y executará las dos lámparas arregladas y conforme al diseño que se le ha dado con ls buriles, perfiles y demás que aquel contiene”9.

Cada una de las piezas se estructura en dos cuerpos. El inferior, de mayor escala y que incluye un recipiente para el aceite, alterna superficies desornamentadas con otros con elementos en relieve tales como gallones, rocallas y motivos vegetales y figurados. Del borde de la boya parten cuatro alargadas cadenas con eslabones típicos del arte rococó, que se unen en la zona superior en un pequeño cupulín que cuela a su vez de una cadena sujetada por un ángel niño. Ambos ejemplares, revelan una muy buena factura y aun sin proponer soluciones de gran originalidad, Calbo se muestra conocedor de modelos difundidos principalmente desde Valencia en consonancia con la corriente rococó desarrollada por esos años”.

Hasta aquí el texto de Alejandro Cañestro referido a ambas lámparas de la Capilla de Comunión de la concatedral de San Nicolás de Alicante.

Muestro a continuación la ficha que yo realicé, como ya he dicho, para el catálogo de La Faz de la Eternidad publicado por la Generalitat Valenciana en 2006 y que figura en la página 564:

“… El encargo recayó en el platero alicantino José Calbo. En el contrato, fechado en Alicante el 29 de abril de 1750, se especificaba que Francisco Calbo, maestro cirujano, se constituía “fiador de Joseph Calbo, maestro Platero, su hermano, vecino de la misma asta en cantidad de mas de 600 libras moneda de este reino en que se han considerado las hechuras y caudal que puedan importar las los Lámparas de plata que debe fabricar dentro de seis meses contadores desde oi dia de la fecha para la capilla del Sacramento de la Insigne Iglesia Colegial del Señor San Nicolas de esta Ciudad, según y de la manera que se ha resuelto en las Juntas particulares de Fabrica sobre este asumpto, y en consecuencia promete que dicho su hermano hará y executará las dos Lámparas arregladas y conforme al Diseño que se le ha dado con los buriles, perfiles y demás que aquel contiene”” (Archivo Histórico Provincial de Alicante. Protocolos de Onofre Savater. Año 1750. Fol. 81).

Cada una de las piezas se estructura en dos cuerpos. El inferior, de mayor escala y que incluye un recipiente para el aceite, alterna superficies desornamentadas con otras con elementos en relieve tales como gallones, rocallas y motivos vegetales y figurados. Del borde de la boya parten cuatro alargadas cadenas con eslabones típicos del arte rococó, que se unen en la zona superior en un pequeño cupulin que cuelga a su vez de una cadena sujetada por un ángel niño.

Por el documento citado más arriba que publicamos por vez primera, queda claro que José Calbop seguramente hijo de Jaime Calbo también platero, fue su ejecutor pero no quien lo diseñó. Ambos ejemplares, actualmente restaurados con motivo de la exposición La Faz de la Eternidad, revelan una muy buena factura, y aun sin proponer soluciones de gran originalidad, nuestro orfebre se muestra conocedor de modelos difundidos principalmente desde Valencia en consonancia con la corriente rococó desarrollada por esos años”.

Este es, repito, el texto realizado en 2006, es decir 14 años antes del plagiado hasta el extremo por el “investigador” Alejandro Cañestro Donoso.

Al confrontar ambos documentos, el mío y el de Cañestro, se puede apreciar sin ninguna dificultad ya no la similitud, sino la copia total y fiel de mi escrito. Obviamente, porque no le interesaba y podría resultar muy llamativo, no ha incluido el inicio de mi último párrafo cuando afirmo “Por el documento citado más arriba que publicamos por vez primera…”, así como tampoco la frase “actualmente restaurados con motivo de la exposición La Faz de la Eternidad”.

Es muy curioso también que en la escasa bibliografía que incluye el historiador Cañestro en su trabajo no incluya mi estudio del año 2006. Es igualmente todo un misterio de la mente humana, por no hablar de milagro asombroso, que sin conocer mi texto, haya reproducido palabra por palabra el trabajo publicado por mí hace, como ya he dicho, 14 años.

Pero fuera ya de lo que resulta una broma de muy mal gusto, es indignante, por no utilizar palabras de más subido tono, que un profesor de la Universidad de Alicante caiga en un plagio de tan elevada categoría. Si para alcanzar metas más altas este “profesor” o “investigador” recurre a métodos tan inmorales y reprobables, pobre profesor y pobre Universidad.

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