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Rafael Simón Gil

EL OCASO DE LOS DIOSES

Rafael Simón Gil

Todo empezó con Zapatero

Pedro Sánchez en la presentación del informe 'España 2050'

Los seres racionales, inteligentes, se diferencian de los irracionales y lerdos en que cuando toman decisiones, los primeros tienen medidas sus consecuencias y los segundos no. Dicho de otro modo: las personas racionales, inteligentes, no solo conocen las secuelas y responsabilidad de sus actos, sino que desarrollan alternativas que les permiten afrontar con perspectivas de éxito las posibles derivadas de los mismos. Y no hay en esta reflexión atributos morales, buenos y malos; me refiero exclusivamente a la madurez frente a la puerilidad, al raciocinio frente a la banalidad, a la preparación y el mérito frente al nihilismo infantiloide y la simpleza estética del progre. Trasladen esto al mundo de las decisiones políticas internacionales (un escenario preñado de múltiples y complejos intereses, de espinosos claroscuros) y comprenderán el transcendente alcance de estas. Un niño puede empecinarse en cruzar la calle sin mirar, por eso se le deba enseñar lo peligroso que es, pero un adulto no, a menos que busque suicidarse o sea un perfecto estúpido.

   El 12 de octubre de 2003, Día de la Hispanidad -pese a lo que duele ese nombre al mundo de la progresía conceptual-, el entonces secretario general del PSOE, el tierno Zapatero (¿fue Guerra el que lo llamó Bambi? ¡Qué travieso Alfonso, casi siempre acertando!), permaneció sentado y sin saludar, con cara de niño malo, al paso de la bandera USA. Confundía el amigo de Maduro que con ese gesto de enfant terrible no humilló a los dirigentes, sino al pueblo estadounidense. En abril de 2004, siendo ya presidente del gobierno, Zapatero anunciaba unilateralmente la retirada de las tropas españolas de Irak; y meses después, desde Túnez, arengó a todos los países a que retiraran sus tropas de aquel país. Si Zapatero hubiera visitado con más asiduidad y aprovechamiento el Museo del Prado se habría fijado en el aguafuerte Aquellos polbos (sic) pintado por Goya. Ningún presidente USA ha perdonado el gesto de ZP, ninguno.

  El sucesor intelectual de Zapatero, Pedro Sánchez, espoleado por el enfant terrible de su gobierno, Pablo Iglesias (y probablemente con el concurso de Argelia) acogía en secreto, con identidad falsa y nocturnidad, al secretario general del Frente Polisario, Brahim Gali, ingresado en un hospital de Logroño por Covid. No es el hecho humanitario en sí, como pretende ahora minimizar el problema la incompetente, perfecta calamidad, ministra de Asuntos Exteriores González Laya, no; es que un acto de tal naturaleza debe medirse con muchísima cautela y, al menos, comunicar dicha decisión a Marruecos (El Gobierno alemán se negó a acoger a Gali). Pero cuando estás gobernado por apego patológico al poder y acostándote con la ideología propagandística, los eslóganes binarios, la transversalidad universal, el infantilismo voluntarista y la banalidad más mostrenca, las decisiones que tomas son como el niño que cruza la carretera sin mirar: irreflexivas, carentes de inteligencia, irresponsables. Y un gobierno no puede actuar como un bebé.

  El régimen de Marruecos es una satrapía dictatorial que no respeta a sus ciudadanos, ni los derechos humanos, ni la libertad, ni la democracia. El pueblo saharaui sigue siendo sistemáticamente agredido de forma brutal por Marruecos en contra de las resoluciones de la ONU. Pero no debemos confundir al pueblo saharaui con quienes se adjudican en exclusiva su representación: el Frente Polisario. Su secretario general, Brahim Gali, es un oscuro personaje que tiene abierta en la Audiencia Nacional una causa por posibles delitos de genocidio, asesinato, terrorismo, torturas y desapariciones. Por tanto, pese al impostado romanticismo revolucionario que gran parte de la izquierda caviar y la extrema izquierda españolas han derramado sobre el Polisario y su líder, el Gobierno español debería haber actuado con mucha más prudencia en este asunto. En cualquier caso, el régimen marroquí, con absoluto desprecio a su pueblo, programó una auténtica invasión de Ceuta con diez mil inmigrantes y más de dos mil menores. El desafío marroquí cogió a nuestro Gobierno como siempre, en plena Agenda-broma 2050, otro placebo trasversal-verde-ecologista-multiculturalista-inclusivo-no binario-de género y génera.

  Y volviendo al aguafuerte de Goya, aquellos polvos que plantó Zapatero han traído los lodos del desprecio USA. En plena crisis con Marruecos, Joe Biden, la gran esperanza de la progresía patria que todavía no ha llamado a sánchezcastejón, respaldó a Marruecos, un aliado más de fiar que España. ¿Sólo por la bandera? No; está también que el Gobierno de España siga trufado de comunistas bolivarianos amigos de un dictador tan brutal como Maduro, y que hace solo unos meses el ministro Ábalos -pese a negarlo más que San Pedro a Jesús- recibía en territorio español a Delcy Rodríguez, incluida en la lista negra de USA junto a la mujer de Maduro (un alegórico pleonasmo de empoderamiento bolivariano).

  La política exterior de España, desde Zapatero, Rajoy y ahora con sánchezcastejón, ha sido un completo fracaso en manos de auténticos incompetentes. Zapatero solo supo alumbrar algo tan ilusorio y súper progre como la Alianza de Civilizaciones (menos los enchufados que viven opíparamente de ella, como Moratinos, ¿alguien ha vuelto a oír hablar de ese engendro?), y su otro eje exterior fue el régimen Chávez-Maduro; Rajoy, ni supo ni quiso alumbrar nada que no fuera su oscuro diletantismo; y sánchezcastejón, amén del enfermizo disfrute del poder al que se agarra, es cautivo de la extrema izquierda podemita, los independentistas catalanes y vascos, y los acólitos de Otegui, un hombre de paz. El régimen marroquí es una dictadura, sí, pero no tonta: huele al débil, al enfermo, como todo buen matón de patio de colegio. Y España aún no está vacunada contra la estulticia, tiene que esperar a la Agenda 2050. A más ver.

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