No me gusta el fútbol, me gusta el Hércules. Si Felipe VI tiene la sangre azul, yo la tengo blanquiazul. Porque soy de un club cuyo himno empieza con la palabra Alicante. Y en los días grandes, cuando salta mi equipo, cantamos el himno de la ciudad. Nuestros colores son los de su bandera, los de las teselas de la Explanada y los de la banda de las damas de honor de la Bellesa del Foc. No somos ricos, somos humildes. Nuestro nombre no es en inglés, nos da nombre un héroe griego. Somos gente de barrio, de muchos barrios, que nos levantamos pronto y trabajamos duro, no somos nuevos ricos. Yo no elegí ser herculano, mi ADN así lo determinó y, por ello, no voy a bajar los brazos, ni ahora ni nunca.
Somos del equipo de nuestros abuelos, por el que sufría mi padre y hoy llora mi hijo. No somos grandes por tener cien años, sino que por ser grandes tenemos cien años, y ahora más que nunca tenemos que sacar el orgullo para empezar a construir los próximos cien. Yo quiero que mi hijo dentro de treinta años lleve a mi nieto o nieta de la mano al Rico Pérez, como yo fui de la mano de mi padre.
Cuando en la vida jamás te han regalado nada, aprendes que cada logro es un triunfo, y cada derrota otro obstáculo a superar. Pero no hay obstáculo que pare un sentimiento.
Hay que resetear al Hércules, pero hay que hacerlo en positivo. Dejémonos de purgas estériles y ataques cainitas y comencemos a aportar. El odio no añade nada, el rencor no suma, las filias y las fobias no construyen. Podemos buscar culpas o buscar soluciones. Podemos enfangarnos en el pasado o enfrentarnos al futuro. Podemos ser víctimas de la historia o protagonistas del futuro. Yo elijo futuro, porque es nuestro tiempo, es nuestro momento, somos la generación que debemos volver a fundar el Hércules. No eludamos la responsabilidad, renovemos los cimientos de nuestro sentimiento. Por los que son y están, por los que no están y fueron, y por los que no han llegado pero queremos que sean.
Porque Alicante, tiene tres cosas, y una de ellas es un Hércules campeón. Macho Hércules.
