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Tomás Mayoral

Por ahí sí, doña Teresa

Protesta de los regantes

No hubiera sido tan difícil y accidentado el camino hasta aquí si la vicepresidenta Teresa Ribera hubiera empezado hace meses dando el paso que ayer dio en Murcia: dialogar. Lo hizo por vía interpuesta, mandando a Teodoro Estrela, director general del Agua y número tres de su ministerio. Y ofreció muchas cosas que abren un proceso largo y difícil. Pero al menos ya hay dos palabras sobre la mesa que suelen ser la base sobre la que se cimenta un futuro resultado satisfactorio: diálogo y negociación.

Por supuesto que, como dice Ribera, habrá que valorar el agua desalada y la reciclada como soluciones complementarias (especialmente si las subvenciones permiten reducir el precio del hectómetro cúbico de la desalada a menos de la mitad del actual, como ayer ofreció Estrela); por supuesto que el trasvase es intocable, como la misma vicepresidenta reconoció en su tuit del martes y hemos repetido hasta la saciedad en INFORMACIÓN haciéndonos eco de lo que Alicante y sus instituciones, con la Generalitat y la Diputación a la cabeza, piensan y van a seguir pensando; por supuesto que se puede hablar de caudal ecológico, pero no como una imposición que favorece las tesis de una parte, el gobierno de Castilla-La Mancha, sino con las aportaciones de todos; y por supuesto que debe Teresa Ribera hablar con los representantes de los regantes, y explicarles cuál es su visión y su política, para que ellos le expliquen a su vez cuáles son sus necesidades para seguir siendo un motor económico de primer orden para todo el Levante español. Por ahí sí, señora vicepresidenta cuarta del Gobierno de España, Teresa Ribera, entramos en el cauce adecuado y en el único posible. Nadie quiere guerras del agua pero ahora ya sabemos todos hasta dónde llegaríamos por una causa justa e irrenunciable como el agua, de la que aquí «trasvase» es su sinónimo.

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