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Pedro de Silva

Ojo a las desdichas para autoconsumo

Al ser la vida mezcla de dicha y desdicha, alegría y pena, bienestar y malestar, cuerpo y mente se nutren de esa dieta equilibrada. La sociedad del bienestar tiende a drenar todo lo que impide gozarlo, con la meta final en un quimérico imperio de la felicidad, pero las quimeras ni son verdad como propuesta ni tienen nunca final feliz. Además, la felicidad completa y permanente puede ser agotadora y hace recrecer, por contraste, la hondura de la fosa que hay al final.

En las sociedades de bienestar hay sin duda abundantes desdichas reales, pero además muchos se purgan buscando en realidad y ficción otras con las que cebarse para que el malestar que causan conduzca a la dieta equilibrada que le piden cuerpo y mente. Por eso cualquier amante de la verdad debe distinguir entre las desdichas verdaderas, las de contrabando que le inyectan y las que su mente imagina como placebo.

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