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Joaquín Rábago

Tumores en los partidos alemanes

Hans-Georg Maassen

La CDU alemana tiene un problema con uno de los candidatos al Bundestag que presenta en sus listas para las elecciones federales de septiembre, que marcarán el relevo de Angela Merkel al frente del Gobierno de la nación.

Se trata del jurista Hans-Georg Maassen, que estuvo al frente nada menos que de la Oficina de Protección de la Constitución, cargo que tuvo que abandonar tras ser acusado de excesiva tolerancia con la violencia de la extrema derecha.

Maassen, que se presenta al Bundestag por el “land” de Turingia, en la parte oriental del país, ha arremetido ahora en un escrito contra los Verdes alemanes, de los que dice que “son el partido más peligroso” de todo el espectro parlamentario.

¿Mucho más que Alternativa para Alemania, partido claramente xenófobo muchos de cuyos militantes califican al Gobierno actual de “dictadura” y acusan a Merkel de haber “traicionado” al pueblo al permitir que en 2015 entraran en el país cientos de miles de inmigrantes?

Para Maassen, las políticas que impulsan los Verdes, a los que todas las encuestas pronostican un gran avance electoral hasta el punto de poder integrar un próximo gobierno de coalición, son “neosocialistas o ecosocialistas” y “hundirán aún más al país”.  

Ese ex guardián del orden constitucional ha firmado además un artículo junto a alguien que se escuda tras un seudónimo que publica la revista estadounidense Telos en el que denuncia una supuesta conspiración impulsada por los participantes en el Foro Económico de Davos para dominar el mundo.

Los Verdes y los medios de comunicación que los jalean son, en opinión de Maasen, los tontos útiles que permitirán a una minoría de superricos conseguir su objetivo de dominación global con el pretexto la lucha contra el cambio climático, las políticas de antidiscriminación y el universalismo humanitario.

Con tan extravagante ensalada de ideas, Maassen podría militar perfectamente en la extrema derecha conspiranoica de Alternativa para Alemania, pero se presenta por los cristianodemócratas, y la dirección del partido no sabe qué hacer con él, sobre todo porque sus ideas encuentran eco en ciertos sectores.

El aspirante al Bundestag es miembro de la “WerteUnion” (literalmente: Unión de los Valores), el ala ultraconservadora de los cristianodemócratas y cristianosociales bávaros, que utiliza el lema de “libertad frente a socialismo”. ¿Nos suena, por cierto, esto a algo a los españoles?

Maassen es sin duda un tumor que le ha salido a los cristianodemócratas alemanes y que recuerda en muchos aspectos otro que les salió en su día a los socialdemócratas y que tanto les costó a éstos extirpar.

Me refiero al economista Thilo Sarrazin, ex responsable de Finanzas del Gobierno regional de Berlín y también ex miembro de la presidencia del Bundesbank (banco central alemán), que causó un auténtico escándalo nacional con un libro titulado “Alemania se suicida”.

Sarrazin mantenía la tesis de que la inmigración musulmana – árabes y turcos fundamentalmente- suponía un peligro para el pueblo alemán. Los musulmanes se casan, decía, con “esposas importadas” y se resisten además a la integración.

Denunciaba al mismo tiempo a los musulmanes jóvenes de agresividad sexual, que se debía, según él, a sus frustraciones, a que no podían conseguir chicas árabes y utilizaban a las muchachas alemanas de clase baja a las que luego trataban con desprecio.

Según Sarrazin, no había por qué reconocer a gente que rechaza al Estado, que no se ocupa de educar a sus hijos y que sólo engendra muchachas que van con la cabeza cubierta por un velo, palabras que escandalizaron a todos los demócratas y que motivaron su expulsión definitiva del SPD.

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