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F. J. Bernabé

Muchas dudas todavía

Una mujer recibe la vacuna contra la Covid-19.

Pese a que el alto ritmo de vacunación está consiguiendo por fin reducir las muertes y el número de pacientes que necesitan hospitalización por el covid, los científicos siguen pidiendo la máxima prudencia ante la relajación de las medidas restrictivas que pretenden seguir poniendo freno a la propagación del virus. Recuerdan que pese a haber sido vacunados nos podemos contagiar y, a su vez, podemos transmitir el virus a terceros. Además, el final del estado de alarma no ha sido el caos que algunos vaticinaban pero sí ha supuesto, al menos en la provincia, un cambio claro de tendencia, con un repunte sostenido de nuevos casos que no llega a ser aún preocupante, pero ahí está. Habrá por tanto que estar atentos a ver qué ocurre dentro de un par de semanas cuando se noten los efectos del fin del toque de queda.

A todo esto, mientras ya hay unas cuantas vacunas contra el coronavirus inoculándose, los laboratorios de todo el mundo siguen estudiando la viabilidad de multitud de prototipos más. ¿Y qué hay de las españolas? En España hay una docena de investigaciones en marcha que muestran buenos resultados en el laboratorio pero que su futuro depende de una inversión que no llega. Los científicos piden más dinero, saben que en estos casos inversión y resultados van de la mano.

Pero lo que a estas altura ya muy pocos cuestionan es que la única salida a esta letal crisis sanitaria y económica es la vacunación. Cuesta entender que haya gente que frivolice con el asunto y se atreva a decir cuando les llaman para ser inoculados que «no me viene bien, tengo hora en la peluquería» o incluso lleguen a faltar al respeto a los abnegados sanitarios que les llaman para que acudan a la cita. No lo entiendo.

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