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Vicente Magro Servet

Los cazadores de mentes criminales

Los alumnos de Criminología de la Universidad de Alicante recrean escenas de asesinatos

Los métodos de investigación criminal pueden adoptar muchos caminos y formas de actuación en orden a conocer qué paso ante un hecho grave en el que el autor no ha dejado muchas pistas que permitan descubrirle. La historia de la delincuencia está llena de ejemplos de casos que no se han resuelto, y de otros que no ha sido sencillo conocer los pasos que dio quién lo ejecutó y que llevó a las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado a dar con pistas sólidas que llevaran a la detención.

Surge aquí la denominada ciencia del comportamiento, con una metodología tendente a poder adivinar cómo ocurrieron los hechos, cómo actuó el autor, y por qué razones lo hizo. Porque siempre hay una razón, o un móvil, para llevar a cabo una conducta grave. Y porque estamos tratando de la aplicación de una ciencia para hechos que aparentemente no se pueden comprender, o plantean dificultades en la investigación criminal, y cuyas particularidades tienen una importante determinación en la mente del autor y su especial diseño comisivo del delito. Se trata de hechos delictivos graves que en algunos casos pueden estar basados en otros previamente cometidos por otros autores que se tratan de imitar, o que por el análisis de la mente criminal por expertos en esta materia de casos precedentes se pueden obtener conclusiones para saber cómo funciona y actúa la mente de autores de crímenes graves y reiterados en este tipo de hechos.

Sobre esta forma de investigación criminal que se deposita en el análisis de cómo pudo diseñar la mente del autor del delito su ejecución y ocultación existe hoy en día un importante apoyo por parte de psicólogos y criminólogos que colaboran con la policía en la investigación criminal para tratar de llevar a cabo lo que se denomina la autopsia de la mente de quien lo hizo para saber, por ejemplo, donde está el cuerpo de una víctima, por qué razones cometió el delito, dónde puede haberse escondido el autor, y cuál es el entramado que en su mente le lleva a diseñar el hecho.

En la forma de elaborar respuestas a estas preguntas los especialistas aplican procedimientos para identificar a criminales mediante su huella psicológica, e intentan codificar su comportamiento mediante una serie de entrevistas realizadas a criminales por hechos graves y reiterados para conocer mejor cómo trabaja y se desenvuelve la mente de quien los ha perpetrado.

Pues bien, estos profesionales altamente especializados que colaboran con la policía en intentar descubrir a los autores en hechos especialmente complejos son los que se denominan en la actualidad como los Mindhunter o cazadores de mentes, que llevan a cabo su misión introduciéndose en el papel de quién perpetró el hecho y trata de adivinar cómo lo cometió y las razones que le llevaron a ello, así cómo donde puede encontrarse si está huido. Algunos expertos en ciencia del comportamiento consideran que lo que les interesa es el cómo y no el por qué, aunque desde nuestro punto de vista el móvil en el crimen y el por qué una persona ha cometido un delito es una de las facetas más relevantes que permiten aprender de las razones por las que el hecho se ha perpetrado.

Precisamente, en la última novela que me publicó Wolters kluwer titulada maldad inconfesable que gira sobre un caso de un violador en serie sobre el que la policía sigue la pista, la investigación no avanzaba, dado que el perfil del violador se alejaba del patrón habitual del delincuente sexual, mientras los hechos se seguían cometiendo para intranquilidad de la población, y sin llegar a descubrir los inspectores encargados del caso quién era y dónde podría dar el próximo paso. Ante ello, recurren a admitir la colaboración en la investigación de varios criminólogos especializados en adentrarse en la mente del criminal y poder ayudar a la policía a la hora de poder situarse en la forma en la que el autor se desenvolvía y cómo podría dar el siguiente paso.

El desarrollo de los acontecimientos en la novela demuestra el importante papel que estos especialistas en la ciencia del conocimiento pueden tener a la hora de colaborar con la policía con sus técnicas depuradas en analizar la psicología del criminal para poder avanzar en la investigación. Por ello, la intervención de los cazadores de la mente criminal resulta básico para avanzar en una investigación como se demostró en el trabajo del FBI que introdujo la ciencia del comportamiento allá por los años 70 y 80 hasta nuestros días. Y al mismo tiempo supone una buena salida profesional para muchos psicólogos y criminólogos que han estudiado en nuestras Universidades, o lo están haciendo ahora, con una gran preparación y con muchas ganas de ayudar hoy en día a nuestra sociedad.

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