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Juan  Giner Pastor

Ni un distrito sin fiesta

Imagen de las Hogueras 2019

 Por segundo año la covid-19 impide celebrar nuestras Hogueras de San Juan, y hay en el ambiente de los festeros alicantinos nostalgia de cuanto había en los días de Hogueras. Y recuerdos, y proyectos, y alegres esperanzas de que esto acabe. Porque todos sabemos que el horror pasará, aunque nos habrá dejado un maligno legado en todas las facetas que la vida presenta. O, aún peor, la lamentada pérdida de vidas malogradas por el funesto sino de tan cruel pandemia.

Los distritos festeros están enmudecidos… Calla la fiesta en ellos y sus calles se encierran en oscura presencia. Ni luces, ni alegres banderolas, ni el ritmo de las músicas dando cobijo espléndido al garbo de las mozas, brillantes de sonrisas, de juventud, de galas.

Esta vez no es, como otras veces, que el distrito no pudo, o no supo, o no quiso ser parte activa de la Fiesta, encontrando en el silencio su castigo y su fuerza para estar nuevamente dispuesto a la alegría. Esa alegría especial de las fechas de junio, cuando la noche apenas se atreve con el día… Esta vez no hay fiesta por el doloroso motivo que a todos nos obliga para detener el virus. Y nos falta la jubilosa sensación de las calles repletas del jolgorio ruidoso que expande la Barraca, polémica siempre de nuestra Fiesta, pues en la Fiesta misma la polémica es vida… Y no resuena el eufórico estallido de las tracas, que arrastran con su estruendo la excitación y el grito. Excitación vehemente de multitudes dispuestas a disfrutar unos días de la “festa mes fermosa”.

Y no está el agobio risueño de los que se atrevían a cobrar las cuotas, a contratar la música y a plantar una Hoguera más alta y más satírica. Esa alegría, en ocasiones áspera, pero siempre entrañable que penetra en los festeros como un veneno dulcemente añorado .

Porque hubo años que el distrito se desnudó de fiesta y escuchó solo ecos y rumores lejanos y el brillo no fue allí más que opacos reflejos del brillo esplendoroso de la Hoguera del distrito vecino, elevándose al cielo hecha ascua… Y en los ojos de todos hubo amargos reproches por no dar a Alicante un racimo de fiesta… —“Habrá al año que viene”, dijeron los vecinos, y jóvenes y viejos se aprestan al esfuerzo.

Al esfuerzo de engalanar las calles, de no rendirse al sueño, de aplaudir a los músicos, de sonreír a todos y olvidar cotidianas rencillas; al esfuerzo de ayudar sin reparos y de estar todo el año esperando el momento de que prenda la Hoguera entre fulgor de cohetes y estallido de tracas; el esfuerzo encantado de las chicas dispuestas a lucir donosura realzada en las galas de novia alicantina.

El esfuerzo de ser para Alicante motivo de alegría, de expansión y de fiesta. Lamentando que, aunque se ha conseguido que el día de san Juan sea festivo (pero recuperable) en toda la Comunidad Valenciana, en la ciudad de Alicante haya empresas que obligarán a sus trabajadores a trabajar ese día, como les pasará a varios familiares, no pudiendo celebrar con ellos mi onomástica.

Esta incongruencia, solo posible aquí, empaña aún más este año la Fiesta de san Juan, de las Hogueras, las que tantos ansiamos que en 2022 recupere su esplendor y su ambiente, su gracejo y su ritmo gozoso. Y que, ojalá, el año venidero se haga el propósito máximo de que no quede ni un distrito sin Fiesta, sin arder de alegría al palpitar unísono del fuego sanjuanero… Porque en 2022 el Alicante festero habría de ser ejemplo de plenitud activa, de revancha dichosa a los dos tristes años sin haber celebrado nuestra Fiesta mayor. Y que en las Hogueras de san Juan 2022 todos, todos los distritos participen con plenitud y superación en la “festa mes fermosa”, dando ejemplo de que son capaces de vencer crisis y sufrimientos, para gloria de “les Fogueres” y de Alicante.

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