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José María de Loma

Todos a la calle

Una camarera preparando las mesas de una terraza

Urdangarin ya no tendrá que ir a dormir a la cárcel. Salen los presos del procés. Media España abandona la prisión y la otra media está deseando irse a un hotel. Nadie en casa. Y eso que las calles están llenas de repartidores en bici. Que también es gente que no está en su domicilio. No se nos va a caer la casa encima, que ya se nos cayó durante el confinamiento. Vivimos en la calle ahora que no hay toques de queda y queda poco para liberarnos de la mascarilla y el virus. La calle, para el que se la trabaja. Vuelven los atascos y ya mismo oiremos lo de operación salida, que se produce cuando el jefe nos indulta y nos dan vacaciones. Como en casa, en ningún sitio. Hogar es donde habita el corazón, dijo Plinio el joven. Al mío le gusta habitar en un todo incluido, una casa rural, un apartamento en la costa o un crucero, modalidad que también vuelve. El colmo de un crucerista es que lo atraquen. A Sánchez le ha faltado pagarles a los presos del procés un tour por el mundo, aunque sea barato y sin desayuno incluido, por ver si el nacionalismo se les cura viajando. No los han tenido a pan y agua y pese a eso ahora quieren comerse casi todo el bollo de la financiación autonómica. La insolidaridad es el hogar mental de no pocos españoles. Hay unos anfitriones mejores que otros pero todos nos resistimos a visitar donde habita el olvido. Allí nos veremos todos aunque algunos tienen mucho arte para postergar esa cita. El portal de Belén tal vez sería hoy un apartamento turístico, el último libre, pero sin cocina y con baño común. El portal de Belén no es un portal de internet. También nuestra gente mayor, merecidamente, está presta a enrolarse en los viajes del imserso, que vuelven a organizarse este otoño. O sea, igualmente se van fuera de casa. La vejez es tener ilusión por conocer ya por fin la Alhambra y no estar tirado en una residencia hablando de achaques y esperando al hijo zangolotino que este domingo tampoco viene. Estará en la cárcel o en un hotel gastando el dinero que no tiene. O tal vez lo han echado a la calle.

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