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Pedro Algarro García

Un aniversario para reivindicar la figura de Germán Bernácer, el Economista-Humanista alicantino más universal

Inauguración del despacho de Germán Bernácer en la UA

Después de un fatídico 2020, marcado por la pandemia, y del inquietante inicio del presente ejercicio, lleno de incertidumbres, llegan algunas noticias positivas. El miércoles se cumplían siete años desde que presentamos en sociedad el Foro de Debate Económico Germán Bernácer con una conferencia que tuvo como protagonista al magistrado de la Audiencia Nacional, Francisco Javier Gómez Bermúdez.

El martes inauguramos en el hall de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales la exposición “Germán Bernácer, el economista-humanista alicantino más universal”, con la que conmemoramos que se cumplen 90 años desde que Bernácer, uno de los padres de la macroeconomía, se incorporara al Banco de España para dirigir, junto a Olegario Fernández-Baños, el recientemente creado Servicio de Estudios del banco emisor

El Foro, la Universidad de Alicante y la Cátedra Germán Bernácer, con la colaboración de la Fundación Mediterráneo, hemos impulsado una exposición que recorrerá la provincia de Alicante para reivindicar la extraordinaria y desconocida figura de Germán Bernácer. Esta muestra es un acto de justicia para darle la difusión que se merece al economista español con mayor proyección internacional de la historia, pero también a su polifacético perfil.

La apertura de la muestra tuvo al mejor protagonista posible: Óscar Arce, el director general de Economía y Estadística del Banco de España, su sucesor en el puesto casi un siglo después, que realizó una magnífica disertación sobre “La economía española en el área del euro: situación, perspectivas y retos”.

Este singular evento me ha permitido recordar que cuando iniciamos la andadura del Foro no éramos conscientes de la trascendencia que tendría aceptar la sugerencia de mi amigo Fermín Crespo para denominar a nuestra organización Foro de Debate Jurídico y Económico Germán Bernácer y comenzar el acercamiento a la familia para que apoyase la iniciativa. Todo fueron facilidades.

Desde entonces hemos sido fieles a nuestros compromisos para mantener viva su colosal obra, que le ha convertido en uno de los padres de la Macroeconomía moderna, pero también su dimensión intelectual y humana.

En un somero repaso a los hitos más relevantes alcanzados desde 2014, creo que podemos estar satisfechos de nuestra aportación para mantener y difundir el espíritu de Germán Bernácer. Somos conscientes de que nos quedan muchos proyectos por emprender, pero en estos siete años: hemos mantenido una agenda constante de eventos en los que han intervenido personalidades de primera línea como Antonio Garrigues, Carmen Herrero, Valentín Pich, José María Roldán, José María Gay de Liébana o Eric Maskin, entre otros; hemos creado, con el apoyo de la Universidad de Alicante, la Cátedra Germán Bernácer, que se ha convertido en el centro de la recuperación y difusión de la obra y la figura de Bernácer; y abierto nuestra actividad a numerosos colectivos con los que tenemos acuerdos de colaboración.

Desde hace décadas ejerzo la profesión de economista y soy consciente del desconocimiento general de la obra de Bernácer. Conforme he ido profundizando en sus textos económicos he percibido una inusual coherencia desde su primera obra titulada “Sociedad y Felicidad” (1916) hasta la última, “Una Economía Libre, sin crisis y sin paro” (1955). Entre ambas existen otras publicaciones que nos descubren su pensamiento renovador.

Bernácer era un visionario ilustrado e inquieto. Se anticipó un siglo al actual concepto de “economía de la felicidad”. En sus textos plantea la economía como “el más fundamental condicionante de la evolución social en todas sus manifestaciones”. Se esforzó por dar respuesta a los problemas que encontró en el inicio de la Primera Guerra Mundial, fundamentalmente al “desorden” que provocaba desigualdad económica y cultural.

Según el profesor Juan Zabalza, los paralelismos entre la Gran Depresión y las turbulencias económicas de principios del siglo XXI conceden a las reflexiones de Bernácer una inusitada actualidad, al considerar la ciencia económica como el instrumento capaz de hacer comprender la complejidad de las depresiones y recesiones económicas.

De su paso por el Servicio de Estudios del Banco de España quedan sus numerosas crónicas e informes emitidos entre 1932 y 1936. En ellos analizaba la coyuntura económica, reflexionaba sobre cuestiones técnicas de corte social e incluso aconsejaba a los responsables del Ministerio de Hacienda que dejasen caer la peseta para mantener la estabilidad interior, en lugar de intentar mantener la paridad con otras divisas.

Su pensamiento pronosticaba el efecto atenuante que tiene la inversión pública ante una recesión y alertaba del inconveniente de la carga financiera y del desplazamiento de la inversión privada hacia el mercado de capitales, en vez de hacia la inversión productiva. Una situación paralela a la actual.

Evidentemente era más apetecible para los gobernantes aplicar las teorías keynesianas que, a mediados del siglo XX, proponían que para salir de la depresión era necesario el intervencionismo estatal, con dinero barato y una buena dosis de proteccionismo. Bernácer, por su parte, se mostraba cauteloso, incluso contrario, a las nuevas fórmulas intervencionistas.

Zabalza señala en su última publicación que Bernácer fue un pensador independiente y original, libre de todo tipo de prejuicio ideológico y, por tanto, difícil de clasificar si nos atenemos a las categorías habituales de las diversas corrientes económicas.

A pesar de sus extraordinarias aportaciones su obra ha vivido en el silencio y el debido a la originalidad y radicalidad de sus planteamientos, pero también a su falta de protagonismo durante la época que le tocó vivir.

Por estos motivos, los miembros del Foro creemos que ha llegado el momento de que rescatemos del ostracismo a Germán Bernácer, reconozcamos el valor de su obra, de su pensamiento y de su humanismo. Esta exposición le dará la visibilidad que su altura intelectual merece y hará que nos sintamos orgullosos de éste insigne alicantino por sus aportaciones a la ciencia económica mundial.

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