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Manuel campo vidal

Crónica política

Manuel Campo Vidal

La ONU y el empleo, nuevos aliados de Sánchez

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. EFE

Imposible, salvo milagro, llegar a acuerdos para renovar organismos clave como el Tribunal Constitucional, o el Tribunal de Cuentas. El Partido Popular, instalado en el “No a todo”, solo pide elecciones. Pero no tocan. Deberá esperar un par de años; salvo sorpresa. Así que “salvo milagro” o “salvo sorpresa”, lo único que le queda a la derecha es erosionar tanto como pueda al presidente Pedro Sánchez -recogiendo firmas contra los indultos a los independentistas catalanes condenados por saltarse la legalidad- y procurar que el desgastado no sea Pablo Casado. (Recuerden a Giulio Andreotti: “El poder desgasta; sobre todo al que no lo tiene”).

A pesar de la bronca parlamentaria y del ruido mediático que hacen creer otra cosa, la semana, objetivamente, ha sido peor para Casado que para Sánchez. El secretario general de Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres, ha mostrado en Madrid su apoyo claro a los indultos, en línea con lo expresado por empresarios, obispos y por la prensa internacional más influyente. Además, los datos del empleo español mejoraron en junio significativamente anunciando una cierta recuperación. Y eso que los ansiados fondos europeos están por llegar. Dos buenas noticias para Sánchez que, a falta de pactos de Estado, lleva firmados casi una docena de acuerdos sociales.

Mientras, Pablo Casado pronunció en el Congreso una de esas frases tan desafortunadas que se enquistan en la biografía: “La guerra civil enfrentó a quienes querían democracia sin ley” (en alusión a los republicanos) “y quienes querían ley sin democracia” (en referencia a los franquistas). La declaración es muy grave porque en la República, proclamada tras una aplastante victoria en la elecciones municipales de 1931 y ratificada en los comicios de 1933 y 1936, hubo gobiernos y dirigentes que batallaron hasta con su vida por imponer la ley a anarquistas y ultraderechistas desmadrados. Y el golpe de estado del general Franco acabó con la democracia, vulnerando todas las leyes y llevó al país a una guerra de tres años. La afirmación de Casado denigra la República democrática y “blanquea” la dictadura. A su redactor le debió parecer ocurrente, pero, más allá de su falta de rigor político, cuestiona la calidad del equipo que rodea al líder de la oposición. Un destacado miembro del Partido Popular sugiere en privado: “Hagan una lista de los que colaboran con Casado, más los que estaban pero se han ido de su gabinete. Pregunten por sus razones”. Quien debería revisar eso, sobre todo, es el líder popular, porque le quedan dos años de travesía, salvo milagro o sorpresa, y puede llegar muy desgastado a las urnas.

Entretanto, España se ha clasificado para la semifinal de la Eurocopa de Fútbol. La victoria previa ante Croacia, en un partido que obtuvo en Cataluña el 54 por ciento de audiencia, no mereció ni una cita al día siguiente en el informativo de TV-3, la televisión catalana, como ha denunciado con ironía el periodista Jordi Évole. En esa línea, un monitor de colonias infantiles, en Olesa de Montserrat, reprendió a un niño que acudió ese día con la camiseta de la selección española de fútbol. Calificar estos hechos de ridículos, que lo son, parece insuficiente. Responden a la consigna de “borrar vestigios españoles” cuestionando la idoneidad de un medio de comunicación con tanto presupuesto publico y de unos monitores -no es un caso aislado- de los que se espera ecuanimidad, valores y no fanatismo.

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