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José María de Loma

Jubilaciones

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá.

La vida es lo que nos pasa mientras nos empeñamos en seguir haciendo planes de jubilación. La vida es lo que nos sucede mientras nos advierten de que jubilarse va a ser difícil. Todo el mundo quiere trabajar con el objetivo de dejar pronto de trabajar. El ministro Escrivá alienta a trabajar más tiempo y lo hace en plena ola de calor, cuando menos apetece la idea de hincar el lomo, meter horas, darle al boli o a la pala, currar, laborar.

La jubilación se mete en la agenda política pero en las agendas vitales de mucha gente, especialmente joven, lo ideal sería introducir el concepto “contrato fijo y estable”. Con un buen sueldo a poder ser. Todos llevamos dentro un seleccionador nacional de fútbol, pero también nos gustaría llevar un empleado con nómina correspondiente con nuestra cualificación.

El ministro antes citado afirma que los trabajadores de la generación del 'baby boom' nacidos entre los años 50 y mitad de los 70 van a tener que elegir entre trabajar más o cobrar menos en su jubilación, Pero las palabras produjeron polémica y decidió jubilar nuestras entendederas y aclaró que se había expresado mal. El problema es que se expresó muy bien y ha ido a obtener notoriedad cuando más se habla de crisis de Gobierno. O sea, ese tiempo en el que hay que pasar desapercibido para que la llamada, gracias por los servicios prestados, no se produzca.

El Gobierno cree que el esfuerzo no puede caer sobre los jóvenes, si bien es complicado que caiga sobre los ancianos. Por eso, habla de buscar mecanismos de equidad, cosa que nadie sabe qué significa pero que todos nos imaginamos qué es. También apela al consenso con los agentes sociales, que es un mantra para cuando algo se atasca, vamos a ver si consensuamos con los agentes sociales las cortinas nuevas y a ver qué opinan los agentes sociales sobre el postre del menú, que puede ser flan con nata o melón.

Hay que buscarse la vida, que a cierta edad es buscarse la vejez. Que no sea menesterorsa y triste depende de cuánto coticemos, de que nos busquemos otras vías de ingreso pero también de cómo de sensible sean nuestros amados líderes (¿por qué las pensiones han de financiarse solo con los aportes a la Seguridad Social y no puede presupuestarse dinero adicional de otros ingresos?).

Convendría no jubilar la imaginación. No es plan.

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