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Rafael Simón Gil

EL OCASO DE LOS DIOSES

Rafael Simón Gil

Cuando la libertad grita en casa de la izquierda

Una manifestante con una bandera de Cuba durante la protesta. PILAR CORTÉS

Con los cambios habidos en el gobierno @sanchezcastejon -no se dejen engañar; aquí hay un solo gobernante, un solo caudillo y un solo césar, pese a que Iván, el gurú mercenario, les vendiera otra cosa (Roma no paga traidores)- esta era una semana lo suficientemente entretenida como para escribir el artículo de un tirón. Porque se han ido, de un tirón, los mismos y las mismas que tiraron por la borda, embriagados del perfume de Narciso, cuanto el PSOE hizo por la Transición junto a las demás fuerzas políticas. Los que se han ido, y los que siguen por decisión del autócrata, ostentan el dudoso honor de haber alimentado, hasta el servilismo más humillante, la enorme vanidad del amo. Es difícil de entender, ni tan siquiera desde la debilidad humana, que profesionales otrora valorados (sobrevalorados) hayan aguantado con tanta docilidad los caprichos y vaivenes de @sanchezcastejon. Por todos, valga el nombre de Marlasca.

En esta impúdica pasarela de las humillaciones han desfilado ante las cámaras de la opinión pública todos los ministros y ministras cesados como si fuera una rueda de reconocimiento. Ábalos, el anfitrión de Delcy la dulce, es apartado sin contemplaciones del Gobierno y del partido (¿algo huele a podrido en Dinamarca?); Carmen Calvo, cocinera antes que fraila, agradece al capataz su despido porque, no nos engañemos, era difícil que una persona con tan pocas cualidades pudiera llegar tan lejos; Juan Carlos Campo, el juez Indultador contra el criterio unánime de sus compañeros del Supremo -menudo papelón-, paga el precio del indulto que cocinó su señorito; Laya, la ministra que enfangó por su absoluta incompetencia las relaciones con Rabat, baraja pasar un fin de semana en Marruecos para lamer las heridas del cese; Celaá, que al hacerse mayor descubrió que los hijos no pertenecen a los padres, descubre ahora que su padre político la ha desheredado; o Pedro Duque, que tras visitar las estrellas ve cómo se ha estrellado su púber carrera política camino de algún remoto agujero negro (¿no les resulta patética la figura del astronauta?; ¿alguna de ustedes dos sabe si ha hecho algo durante su mandato?). ¡Pedroooo! Y no crean que me he olvidado del bailarín Iceta, al que César, sin cesarlo, le reservó un castigo aún más cruel: lo quita de muñidor de Cataluña para ponerlo a hacer deporte en plena ola de calor. A partir de ahora bailará mucho menos.

La patología crónica que padece @sanchezcastejón por su enfermizo apego al poder, por su inmensa egolatría, no es incompatible con ciertas dosis de maquiavelismo deconstruido que el chef de la Moncloa practica en su cocina. Así, quienes piensan que Podemos ha salido reforzada de la crisis al conservar sus ministerios no se dan cuenta de que es una vuelta de tuerka más que Sánchez aplica a esta casta venida de Vallecas. Adocenándolos, narcotizándolos con la droga del poder, no solo se garantiza la aritmética parlamentaria, sino la paz en las calles. Como decía el presidente Johnson cuando le preguntaron por qué mantenía a un personaje tan oscuro al frente del FBI (Edgar Hoover) contestó: “es mejor tener a este individuo dentro de mi tienda meando hacia afuera, que fuera de mi tienda meando hacia adentro”. En poco tiempo Podemos será un recuerdo, malo, sí, pero solo un recuerdo. Y haría bien algún presidente autonómico socialista en poner sus barbas a remojar; cualquier día, la factura pendiente que Sánchez tiene que cobrar por las desafecciones recibidas cuando le defenestraron será puesta al cobro. Hay una nueva ministra de Gandía.

Pero todas estas elucubraciones en torno a @sanchezcastejon y sus mariachis se han visto dramáticamente superadas por un grito (como el de Munch) venido del otro lado del Atlántico, de Cuba: se llama libertad. La implacable dictadura comunista cubana, que gracias a nuestra gauche divine sigue amparándose en un imaginario bloqueo capitalista para imponer su régimen de terror, ha mostrado estos días al mundo su auténtico rostro. Pese a la férrea censura, las detenciones, las torturas y los muertos, hemos visto imágenes difíciles de olvidar. Al grito de libertad, el comunismo responde como siempre: la represión más brutal. Y en España, mientras la extrema izquierda se pone del lado de las porras bendiciendo el régimen cubano como una ejemplar democracia, la izquierda de @sanchezcastejon, con Nadia Calviño al frente, dice que no es momento de poner etiquetas, por eso se niega a calificar de dictadura al comunismo cubano.

En manifestaciones del Día del Orgullo Gay se ha visto a muchas personas envueltas en la camiseta del Che Guevara, un homófobo que encerró a cientos de homosexuales -a los que tildaba de pervertidos sexuales- en “campos de trabajo”. Reinaldo Arenas fue un poeta cubano perseguido por el régimen de Castro dada su condición de homosexual. Acosado, encarcelado durante años, torturado hasta hacerlo renegar de sí mismo, se exilió a Nueva York. Allí acabó suicidándose. Paradojas de nuestra gauche divine, Javier Bardem encarnó a Reinaldo Arenas en la película Antes que anochezca. El poeta cubano perseguido por el régimen que ahora Podemos dice que es una democracia y que Sánchez no quiere calificar de dictadura, dejó escrita una carta antes de suicidarse para que se la entregaran a su amiga y traductora Liliane Hasson. “…al no poder seguir escribiendo y luchando por la libertad de Cuba, pongo fin a mi vida… Solo hay un responsable: Fidel Castro… Al pueblo cubano… los exhorto a que sigan luchando por la libertad… Cuba será libre. Yo ya lo soy”. Lo escribía Gil de Biedma, poeta al que el Partido Comunista catalán negó la afiliación por ser homosexual: “Los muertos pocas veces libertad alcanzáis a tener…”. ¿Cuántas manifestaciones del Orgullo Gay se han celebrado en Cuba, Moscú, Corea del Norte o Pekín? Es curioso, cuando la libertad llama desesperadamente a la izquierda, ésta cierra la puerta. A más ver.

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