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Cabeza Negra

Autoestima

Las imágenes de la protesta de la afición del Hércules por la gestión del club

Las imágenes de la protesta de la afición del Hércules por la gestión del club Héctor Fuentes

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Las imágenes de la protesta de la afición del Hércules por la gestión del club Manolo Piera

Si algún visitante foráneo se pregunta por la autoestima de los alicantinos, le basta con levantar la mirada y observar esas antenas que, a modo de banderillas negras, están clavadas en el Castillo -Santa Bárbara o San Fernando, tanto da- para darse cuenta del nivel que manejamos por estos lares.

Con esta premisa en mente se entiende mejor cómo por aquí, se asume como castigo divino, lo que en otras latitudes sería «casus belli».

Hablo del Parque Central, de la estación Intermodal, de la conexión con el aeropuerto, de la ampliación del TRAM, del estado del Teatro Principal, del tercer carril en la autovía, de los trasvases... Sigan ustedes mismos, porque la lista es tan sangrante como infinita.

Así que al menos para el que esto suscribe, el recorrer las calles junto con otros mil quinientos herculanos hartos ya de estar hartos, supuso la mayor dosis de orgullo recibida desde nuestro último ascenso a primera, sin exagerar; y exagerando, desde que debutó Calsita. Porque no lo duden, ese millar y medio de herculanos que paseó su dignidad desde Luceros al Ayuntamiento el pasado marzo reclamando un poquito de por favor, equivaldría, en la escala de la autoestima alicantina, a cincuenta mil en cualquier otra plaza, digamos que, por ejemplo, del norte de España.

Me viene todo esto hoy a la mente porque se viene la campaña de abonos y me gustaría que el club por una vez, acertase a limar asperezas entre mi autoestima y mi lado «no trates de entenderlo».

Aunque ya saben que el corazón tiene razones que la razón ignora, no estaría de más presentar unas credenciales de buena voluntad que nos ayudasen a superar este trago. La devolución de los famosos cinco partidos no disputados, el premio a la fidelidad, o el estímulo para los más jóvenes y las familias, podrían servir de acicate para superar las dudas existenciales.

Sea como fuere, ojalá que la manifestación del pasado marzo no quede solo en anécdota y el herculanismo sea capaz de permanecer firme en sus anhelos, más allá del resultado dominical.

El reclamar un proyecto de equipo a futuro, unas instalaciones adecuadas, un trato digno al abonado, y un respeto a la historia y valores del club, no puede depender únicamente de la clasificación.

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