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Joaquín Rábago

360 grados

Joaquín Rábago

Feroz campaña contra los Verdes alemanes

Annalena Baerbock en una foto de archivo

Para cualquier partido que ponga en cuestión, aunque sea mínimamente, el status quo, hacer campaña en tiempos de mentiras impunes en la red se convierte en una dura cuesta arriba.

De ello pueden dar testimonio entre nosotros algunos dirigentes de Podemos que fueron objeto en su día, y siguen siéndolo aún hoy, de campañas a veces difamatorias por parte de las derechas y sus medios afines.

Suerte parecida es la que corren ahora los Verdes alemanes, que se han convertido rápidamente en fácil blanco del partido que sería en ese país el equivalente de nuestro Vox: Alternativa para Alemania.

Un vídeo que ha puesto en circulación estos días ese partido ultranacionalista, antieuropeo y xenófobo pinta un panorama apocalíptico en el caso de que los Verdes lleguen al poder.

La luz será “impagable”, el hombre de la calle no podrá ya permitirse tener un coche y Alemania se verá inundada por los inmigrantes, a quienes los Verdes abrirán de par en par las puertas.

“Estos ideólogos radicales no deben gobernar Alemania”, dice una voz en el vídeo, producido por Alianza Civil, grupo de presión del partido de ultraderecha.

La campaña contra los Verdes y en concreto su candidata a la cancillería federal, Annalena Baerbock, sólo puede calificarse de “salvaje”, sin que nada parezca frenar a los responsables.

Así, por ejemplo, ha circulado también estos días en Telegram una falsa foto de Baerbock en la que aparece desnuda y acompañada de esta supuesta cita: “Era joven y necesitaba ese dinero”.

Como dijo en cierta ocasión Steve Bannon, ideólogo de extrema derecha estadounidense y ex asesor de Donald Trump, refiriéndose a las campañas políticas: “Inúndalo todo de mierda”.

El semanario Der Spiegel, que denuncia en su último número tales métodos, hizo un seguimiento de cerca de un millón de comentarios críticos con los diferentes partidos alemanes aparecidos en Facebook.

De esos comentarios, 174 se referían al Partido Socialdemócrata, 265, a la Unión Cristianodemócrata de la canciller Angela Merkel y nada menos que 1.535, a los ecologistas.

Como denuncia Felix Kartte, de “Reset”, iniciativa en defensa de la democracia digital, lo realmente escandaloso es que una red social como Facebook gane millones con la publicidad que colocan allí los partidos y permita al mismo tiempo que se difame a la dirigente de uno de ellos.

Es cierto que no todos los comentarios negativos proceden de la extrema derecha: muchos son de defensores de gobiernos autoritarios como el húngaro de Viktor Orbán o la Rusia de Vladimir Putin.

Los medios rusos de propiedad estatal dedican también últimamente especial atención a la candidata de los Verdes por sus posiciones más bien atlantistas y siempre críticas con el Kremlin.

La candidata ecologista se ha opuesto, por ejemplo, al gasoducto germanorruso Nord Stream 2 y ha denunciado con firmeza tanto la ocupación de Crimea como las violaciones de derechos humanos y la corrupción en la Rusia actual.

No es que todas las críticas a la líder verde no tengan justificación: así, por ejemplo, un cazador de plagios la acusó de haber cometido varios en su último libro programático sin que Baerbock haya podido defenderse.

También se la ha acusado, no sin razón, de haber exagerado de cara a la opinión pública su carrera académica para aparentar más de lo que es, algo en lo que muchos ven un claro signo de inmadurez.

Pero nada de eso justifica las falsedades que se vierten continuamente en la red sobre un partido que, en sus aspiraciones de gobierno, incluso ha llegado a una entente con la industria del automóvil y que ha abdicado además del pacifismo radical de sus primeros tiempos.

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