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Antonio Sempere

el teleadicto

Antonio Sempere

Tokio por televisión

Nuria Vilarrubla durante una de sus bajadas en los Juegos Olímpicos de Tokio DIEGO SOUTO/COE

Cuando se celebraron los Juegos de Río, TVE estaba resignada a que fuesen los últimos que transmitiría. Los derechos en nuestro país para las próximas ediciones pasaron a Eurosport y las arcas públicas difícilmente podrían afrontar el dispendio económico que supondría comprar los derechos de emisión.

Finalmente, primó el sentido común, y la televisión pública se hizo con los derechos del 10% del total de la señal, es decir, con 400 de las 4.000 horas de directo por unos 50 millones de euros. Y menos mal. Porque gracias a que tenían la percha, las competiciones, han realizado un seguimiento a la altura de las circunstancias.

Unos Juegos Olímpicos no son una Eurocopa ni un Mundial de fútbol. Ni de lejos. En términos económicos quien puja por ellos pierde dinero. Para que se hagan una idea, durante todo el primer fin de semana, lo más visto en los dos canales de Eurosport fue el Skateboard, con 61.000. Una miseria. En TVE las cifras en ningún caso están pasando de discretas.

Pero al menos en La 1 y Teledeporte los informadores mantienen la compostura. Difiero del enfoque españolista con el que se plantea el evento y la narración, puesto que salvo en los deportes de equipo, donde lo puedo entender, todos los deportistas son jabatos y jabatas que merecen la mayor admiración. Y existen demasiadas zonas de sombra allá donde no hay un español.

Pero, claro, comparando con Eurosport dista un abismo. En Big in Japan, Álex Corretja y Nico Abad, entre otros, comentan la jornada en un tono de barra de bar que hace añorar la pública. Cuando el tercer día, en la prueba de ciclismo de montaña, sufrió una grave caída el neerlandés Mathieu Van der Poel, el favorito, sentí mucha vergüenza ajena.

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