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Justo Gil Sanchez

Cuando la edad fue determinante

La precisión de un reloj depende de la entropía

Curiosidades, que, quizá, hayan pasado desapercibidas con el paso, raudo y veloz, del tiempo, reloj inmisericorde de nuestras vidas.¡¿Qué le vamos a hacer?! Por mucho que nos parapetemos doblega nuestras escuálidas facultades. Viene a cuento de la elección del Presidente del Tribunal Constitucional en el año 1992 (si, el año de la Expo de Sevilla, de las Olimpiadas de Barcelona, etc.). No le consta a este escribidor esto hubiera ocurrido en ningún otro momento electivo del Presidente del meritado órgano constitucional, garante de nuestra norma de normas.

Recordar que el Tribunal Constitucional se compone de un numero par de magistrados, concretamente doce (si, podrían haber sido once, quince, etcétera, pero no lo fue), y se presentaban, después de varias vicisitudes y escarceos reequilibradores, dos candidatos: don Miguel Rodríguez Piñero, a la sazón de 57 años de edad, catedrático de Derecho del Trabajo, y don Luis López Guerra, a la sazón de 44 años de edad, catedrático de Derecho Constitucional. Recordemos, también, que el art. 160 CE determina que el Presidente del TC, será nombrado entre sus miembros por el Rey a propuesta del mismo Tribunal en pleno. Según su ley orgánica, en primera votación se requiere la mayoría absoluta (7), en segunda votación se elegirá al candidato que mayor número de votos obtuviera. En caso de empate se repetiría una tercera votación, y si siguiera el mismo, se propondría el candidato más antiguo en el Tribunal, y, en caso de empate, el de «mayor edad».

Así las cosas – paradojas de la vida-, resultó que los dos candidatos fueron propuestos en el mismo momento (1986) por la parte de miembros que designaba el Gobierno (2 magistrados, de los 12 que le componen). Con lo cual la “antigüedad” en el cargo no podía ser determinante, la igualdad se imponía de nuevo. En consecuencia, el último reducto que restaba para definir era el de tener la mayor edad. Y así fue elegido en el cargo de Presidente del TC, don Miguel Rodriguez Piñero, durante el periodo de tres años 1992-1995.

Al final, don Luis López Guerra, prestigioso constitucionalista, fue elegido Vicepresidente del TC. Después ha ocupado cargos muy relevantes en la magistratura europea, concretamente en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) hasta el año 2018 - en que ha accedido, por vez primera, una mujer, la catedrática doña Maria Elósegui Itxaso - ha sido vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), vocal de la Junta Electoral Central(JEC), incluso previamente Letrado del mismo TC.

Vemos aquí, como la edad fue un valor decisivo que creíamos que nunca se habría de utilizar en estos menesteres. No estoy de acuerdo con el novelista ingles, Graham Green que decia aquello de “En el fondo de nosotros mismos siempre tenemos la misma edad”. Interpelo: ¿y en el exterior y superficie qué ven los demás? Añadiría a la aseveración del escritor, Sr. Green, que “muy en el fondo, muy en el fondo, que casi es imperceptible”.

Los años se lanzan a nuestras espaldas, por sorpresa, como gatos aguerridos en la negritud de la noche, y puedes salir airoso, sí, pero con un susto morrocotudo en el cuerpo.

La verdadera mayoría de edad se atisba cuando hay una duda permanente sobre muchas cosas que pululan a nuestro alrededor, cuando las auscultas con una cierta distancia y cuando la objetividad trasciende a la pasión. Aunque, digo bien, ésta nunca se debe diluir en todo aquello que actúes. Quede claro.

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