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Antonio Sempere

Gervi y Paloma del Río

Paloma del Río, la voz de la gimnasia y el patinaje en TVE, premiada por su carrera.

Estaba Paloma del Río tan abstraída en lo suyo, comentando las finales de gimnasia artística, mirando toda la documentación disponible, cuando leyó un titular que se acababa de publicar: «Las griegas se caen de la sincronizada por varios positivos del equipo». A lo que Gervasio Deferr, su compañero en los micrófonos, le salió un espontáneo comentario y sin malicia. Pero de primerizo. Pues anda que el viaje de Grecia a Japón no es corto, y hacerlo para nada… Paloma del Río calló.

Resulta que para las griegas haberse clasificado para esa final, como muy bien relató en la prensa Diego Torres, supuso una odisea de dimensiones colosales. Y si no, que se lo cuenten a la entrenadora del equipo Ana Tarrés, que logró la hazaña.

Como en todas las historias reales que no lo parecen, no faltó ningún ingrediente. Ratas en las piscinas de entrenamiento. Ausencia total de medios. Lesiones. Épica. Y al final una remontada por parte de una seleccionadora mítica, Tarrés (Serrat al revés) que preparó una coreografía titulada Ícaro, con cuyo vuelo debía haber dejado embelesado al jurado el último día de los juegos. Por eso era tan importante el mensaje que había recibido Paloma del Río, anunciando una semana antes que las griegas quedaban fuera por dar positivo en Covid.

Y por eso quedaba tan extemporáneo el comentario de Gervi al decir que el viaje de Tokio a Atenas no era nada corto para hacerlo por gusto. Sin tener en cuenta el daño moral, que es el que pesa en estos casos, cuando el mundo de las participantes se cae a tus pies.

Es una de las mil historias surgidas alrededor de los Juegos Olímpicos contados a través de la televisión. Un mundo.

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