Entre los numerosos galardones obtenidos a lo largo de su dilatada trayectoria, consiguió el Premio Nacional de Danza en 2003, en la modalidad de interpretación por Mariana Pineda. Ha sido la Pepa, Carmen o Juana la Loca, y sigue conservando esencia, sabores, sueños o sensaciones en esta nueva síntesis. Sara Baras ha estado en Alicante más de una vez, incluyendo el Auditorio de la Diputación, donde pudimos verla en el festival Ritmo 2018 para celebrar el 20 aniversario de su compañía con Sombras. Ahora ha ofrecido otra entrega con su temple tradicional y contemporáneo. Momentos repite jugadas de otros montajes. Abunda el hábil zapateado, y el saxo habla como si fuese un personaje junto a ella. Uno de los cantaores hace igual. Mantones, abanicos y bastones típicos. Las hechuras clásicas y la evolución no chocan, sino que se fusionan con los recursos técnicos y la sensibilidad de la bailaora gaditana. Atrae a los puristas y los aperturistas, a todos los calurosos aficionados, que contemplan una puesta en escena atractiva y brillantemente musicalizada. Los quejíos en forma de baile, toque y cante estimulan la pasión flamenca. Pasos, figuras y los zapatos mágicos de Sara Baras. Giros rápidos de los suyos, arrebatos y desplantes flamencos. El baile, este arte de emociones, es su mundo con ese estilizado, fresco e innovador espíritu que camina bajo la dirección y coreografía de la internacional bailaora. Arriesgó y fue creciendo como mujer y artista. El hilo argumental lo conforman los sentimientos y las experiencias compartidas durante años con el público. Cambia de vestuario y relucen su carismática presencia y el duende que siempre lleva en solitario o acompañada. Los músicos y los cantaores exhiben su buen hacer. Y las luces enriquecen notablemente esta serie de números con su concepción teatral. Sara Baras y el cuerpo de baile colocan en pie a los muchos espectadores. Momentos auténticos, en definitiva. Que quieren dejar huella y ser inolvidables. La diosa del flamenco siente y lo transmite.
