La muerte siempre deja heridas. La muerte prematura como la de Santiago Ule conmociona. Turba. Es como un cataclismo para el alma, que te altera, que te nubla la vista, que te retuerce el corazón. La muerte prematura de un amigo deja un amargo sentimiento de pérdida. Y la muerte de Santiago Ule, de Iago, es una gran pérdida. Una gran pérdida para los amigos, para los compañeros del Ayuntamiento, para Elche. Pero sobre todo para los suyos, para Aida, su esposa, y para Aida, su hija, sus amores.

Han pasado más de 25 años desde que le conocí. Sonriente, siempre sonriente. Optimista. Vital. Inteligente. Discreto. Trabajador infatigable. Generoso. Reflexivo. Cabal. Perfeccionista. Apasionado por la historia, el arte, la cultura. Cargado de sabiduría. Resistente, capaz de rehacerse de los duros golpes de la vida. Simple y llanamente, admirable, buena persona y querido, muy querido.

"Optimista. Vital. Inteligente. Discreto. Trabajador infatigable. Generoso. Reflexivo. Cabal. Perfeccionista. Apasionado por la historia, el arte, la cultura. Cargado de sabiduría"

Con un nítido sentido del deber y de la defensa del interés general de la ciudad. Un enamorado del Misteri, del que fue Vicepresidente. Un eficientísimo Gerente de Pimesa. Un funcionario con mayúsculas, de los que le imprimen dignidad y honorabilidad a la función pública, a quien hace dos años tuve el honor como alcalde de nombrar máximo responsable del área de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Elche. Y a quien, la concejala de Cultura, Marga Antón y yo, esperábamos “con ansia” para encomendarle una alta responsabilidad vinculada con los trabajos conducentes para la cesión temporal de la Dama, como hace solo unas semanas le insinuaba a Aida.

Hoy hay muchas personas tristes en Elche, porque Santiago Ule se ha ido. Estoy entre ellas. Porque querido Iago, en palabras de Miguel Hernández “Un manotazo duro, un golpe helado, Un hachazo invisible y homicida, Un empujón brutal te ha derribado”. No podré estar en la Basílica dándote ese adiós triste que se da a los amigos cuando nos dejan. No podré cruzar una mirada de cariño con tu mujer y con tu hija, ni con tantos amigos en común. Pero debes saber que termino estas líneas con dos amargas lágrimas que son el testimonio de mi afecto, cariño y sincera amistad por ti.

Santiago, te has ido muy pronto. Dejas una huella muy profunda.