Fernando Trueba y David Trueba, hermanos, y Jonás Trueba, hijo del primero, producen películas sin solución de continuidad desde que decidieron dedicarse al cine. Vocación y pasión que vieron clara desde el inicio de sus biografías. La singularidad de este terceto familiar reside en que, más allá de sus trabajos pluridisciplinares, nunca se han apeado del cine. Lo cual, ya de por sí, resulta sorprendente en un país donde ‘mover’ un proyecto resulta un reto muy complicado.
Mientras se publican estudios muy completos acerca del número de directores y directoras que se quedan en la cuneta después de haber debutado con su primer trabajo, o que espacian hasta casi una década el primero con el segundo, los Trueba poseen una varita mágica por medio de la cual no sólo ruedan y siguen rodando: los tres directores saben mucho antes de acabar sus proyectos que numerosos Festivales de Cine les esperan con los brazos abiertos para que sus títulos sean exhibidos en Première en sus certámenes.
La experiencia es un grado, y Fernando Trueba hace tiempo que se mueve en los circuitos internacionales. Su hijo Jonás Trueba presentará en la Sección Oficial de San Sebastián ‘Quién lo impide’. El mismo lugar donde su tío David Trueba concursó en 2013 con ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’. David presentó a competición en el Festival de Málaga ‘Bienvenido a casa’ (2006), en San Sebastián ‘Madrid 1987’ (2011), de nuevo en San Sebastián el documental ‘Si me borrara del mundo lo que yo canto’ (2019) y en el Festival de Málaga a concurso ‘A este lado del mundo’ (2019). Películas de las que nadie sabe nada hasta que se ‘nacen’ de repente en las alfombras rojas.
Mientras, otros miles se matriculan en Escuelas de Cine.
¿Son conscientes los Trueba de su privilegio?
